El arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, pidió a los empresarios tener un contacto más humano con sus trabajadores, a quienes es preferible llamar “colaboradores”.
En rueda de prensa, el arzobispo envió un mensaje a los empresarios con motivo del Día del Trabajo en el que les solicita mirar más allá de la empresa misma y el capital, considerando que los trabajadores, con su salario, buscan diariamente el sustento de sus familias, mientras reiteró que suelen enfrentan problemas por el desempleo, la carestía y el alza de precios.
Víctor Sánchez dijo que trabajar es propio de las personas pues expresa su dignidad al ser creada a imagen de Dios, por lo tanto insistió que el trabajo es sagrado, por lo tanto, la ocupación es una gran responsabilidad humana y social, que no puede ser dejada en manos de pocos o descargado sobre un “mercado divinizado”.
Advirtió que causar una pérdida de puestos de trabajo, significa causar un grave daño social. Así, sostuvo que la celebración del 1 de mayo lleva a reconocer que el trabajo dignifica a las familias.
Al preguntarle de los empresarios que acuden cada domingo a misa, comulgan, pero no cumplen con los derechos de sus trabajadores, respondió que en este caso les sugiere congruencia en su vida familiar y en su servicio creativo por el prójimo, desde sus empresas hasta su fe.
“Lo mejor es que sean empresarios justos, que miren no solo el trabajo, la empresa, sino a la persona, y a mí me gusta la expresión que dicen en Colombia, donde no le llaman trabajadores, sino colaboradores de una empresa o una persona”.
Obispos por los migrantes
Durante la rueda de prensa, el arzobispo dio lectura al documento de la Conferencia del Episcopado Mexicano a favor de los migrantes y resaltó el papel de la iglesia en la protección de sus derechos.
“Ese grito de los que empujados por la pobreza o la violencia abandonan su hogar para trabajar honradamente y contribuir al desarrollo del país al que han llegado, pero que, desde el camino, y aún en su destino, son obligados a vivir en las sombras, sufriendo soledad, maltrato, racismo y explotación”.
Insistió que la detención y la deportación truncan sueños y vidas y generan resentimientos que pueden alimentar violencia.
“El grito de todos ellos es el grito de todos nosotros, como Iglesia ¡Es nuestro grito! Y, si somos humanos, debe ser el grito de todos. Un grito que nos exige superar la soledad del individualismo que nos hace vulnerables; ser hombres y mujeres honestos, justos, decididos a construir una sociedad dispuesta a quitar de raíz las causas de la exclusión, la inseguridad y la violencia, como nos pidió el Papa Francisco a los mexicanos.
Sánchez Espinosa dijo que solo se responderá a este grito cuando juntos trabajemos por una vida digna para todos, cuando cada vida sea valorada y defendida y al respetar los derechos de todos y asumamos nuestros deberes: “Cuando todos tengan acceso a una educación que forme personas y ciudadanos. Cuando todos tengan oportunidad de un trabajo digno y un salario justo, de modo que nadie se vea obligado a buscar opciones en el crimen o a salir del país para vencer la miseria. Cuando el Estado de Derecho sea una realidad por la honestidad y transparencia de autoridades, empresarios, organizaciones civiles, sindicatos y ciudadanos”.
Manifestó que para ello es urgente combatir la corrupción y la impunidad en cualquier ambiente, ya que destruyen la confianza, limitan el compromiso y frenan el desarrollo.
“A pesar de que algunas voces siembran pesimismo y desaliento, los cristianos somos animados por la luz de Cristo Resucitado, que ha vencido el mal y la muerte. Nos alienta el esfuerzo de muchos hombres y mujeres que, con su congruencia personal, su vida familiar y su servicio creativo por el prójimo, hacen posible que esta sociedad mexicana no se quede a oscuras”.
Especificó que así se ve en los más de 70 centros de atención humanitaria establecidos por la Iglesia para los migrantes que cruzan nuestro país, a través de la generosidad de personas voluntarias.