En un gesto inusual, el Vaticano rompió este martes el anillo del pescador y el sello de plomo del Papa Francisco frente a los 173 cardenales reunidos en la última congregación general antes del cónclave que comenzará mañana para elegir a su sucesor.
Normalmente, estos símbolos papales se destruyen tras el fallecimiento del pontífice como medida de confidencialidad, pero en esta ocasión el acto fue postergado sin razón oficial, según explicó Matteo Bruni, director de la Oficina de Prensa del Vaticano. “Quizá hayan tenido primero la necesidad de escucharse y, por eso, lo han hecho solo ahora”, comentó.
La cuenta oficial @TerzaLoggia publicó imágenes del momento, mostrando a una mujer laica —cuya identidad no fue revelada— inutilizando el anillo con un cincel, bajo la mirada del decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, y del camarlengo Kevin Farrell.
En la sesión participaron 130 de los 133 cardenales electores, quienes discutieron temas como el proceso de sinodalidad impulsado por Francisco, la comunión eclesial, y la necesidad de que el próximo papa sea “constructor de puentes” y “rostro de una Iglesia samaritana” en tiempos de guerra. “En tiempos de guerra se necesita un papa de misericordia”, afirmó Bruni citando a los cardenales.