Jóvenes desde 15 años hasta personas de 40 años formaron parte de la fila de desempleados que convocó la Feria de Empleo Nacional realizada en los 32 estados del país, con la finalidad de reducir los altos niveles de desocupación laboral.
La edición de la Feria del Empleo en Puebla reunió a 63 empresas que ofrecieron mil 710 empleos con salarios desde 5 mil pesos, informó el secretario de Competitividad, Trabajo y Desarrollo Económico (Secotrade), Pablo Rodríguez Regordosa.
El funcionario estatal informó que Puebla ocupa el lugar número 13 a nivel nacional en creación de nuevos empleos, aunque confirmó que existen en el estado 1.5 millones de jóvenes en edades de 15 a 29 años, lo que representa 50 por ciento de la población desocupada.
Por su parte, el gobernador Rafael Moreno Valle se comprometió a traer nuevas inversiones para impulsar la generación de empleo, a través de una mayor fortaleza en infraestructura que garantice a los inversionistas las condiciones estables para la consolidación de sus planes.
Las plazas ofertadas fueron como capturista, supervisor de venta, enfermera, médico, meseros, costureras, vendedores, personal de limpieza, montacarguistas e ingenieros industriales.
Entre las empresas participantes destacan Cummins de Oriente, tiendas Soriana, Farmacias de Ahorro, Grupo Salinas, Sabritas y Mc Donalds, entre otras.
Un caso de desempleo
Desde hace ocho meses, Arturo —joven poblano de 28 años— mantiene la esperanza de encontrar una fuente de ingresos justa, que reconozca su preparación profesional y cubra sus expectativas en salario; sin embargo, teme que el tiempo continúe y siga como uno de los 92 mil jóvenes desempleados en Puebla.
Arturo —que pidió omitir sus apellidos— relata que la esperanza sigue en pie, pero no así el temor al mercado laboral en Puebla que cada vez reduce más las oportunidades de empleo a los jóvenes, además los salarios resultan deprimentes comparados con el nivel de formación profesional.
Desde hace seis años egresó de la licenciatura en Psicología en una universidad privada que pagó su familia con grandes esfuerzos, con la esperanza de ver a su hijo con una carrera profesional y en poco tiempo con un empleo formal.
Al principio logró emplearse en una clínica privada donde inició con sus prácticas profesionales. Después de laborar por tres años, Arturo buscó nuevas oportunidades, pero el complicado escenario laboral lo llevó a trabajar en áreas lejanas a su preparación como psicólogo.
Ahora, formado en la fila de buscadores de empleo en el Instituto Cultural Poblano, confió en encontrar un empleo que le permita por el momento subsistir ante la difícil situación económica del país.
Historias como la de Arturo son muy comunes entre los jóvenes de Puebla, quien con o sin preparación académica enfrentan un mercado laboral complicado, con pocas oportunidades y bajas ofertas en salario