En instantes la población de Santa Clara Ocoyucan se incendió, ya que cientos de pobladores se quedaron con las ganas de linchar a dos sospechosos de robo y sólo se conformaron con voltear la camioneta en la que llegaron, además de prenderle fuego y lanzar piedras contra personal del Grupo Antimotines de la Policía Estatal Preventiva (PEP), que ingresó para rescatar a Erick Chávez y Hugo Landino, quienes permanecían ocultos en las galeras de la Policía de Ocoyucan.

Los dos sospechosos habrían ingresado al taller mecánico Robles, donde “a la mala” abrieron al menos dos de los vehículos que se encontraban al interior y se apoderaron dos estéreos y otros valores, para luego salir corriendo y abordar una camioneta Caravan azul, en la que pretendían escapar, sin embargo dos calles adelante se impactaron con un vehículo propiedad de Valeria Cuautle, quien es hija del presidente municipal.

Fue en la calle Reforma y Segunda de Puebla, donde ocurrió el percance y donde elementos de la Policía Municipal de Ocoyucan detuvieron a los sospechosos y los trasladaron a las galeras ubicadas en la presidencia municipal, en tanto que vecinos tocaron las campanas de la iglesia de Santa Clara de Asís para que los vecinos llegaran y fueran enterados de la presencia de dos presuntos ladrones que decían tenían ocultos en la presidencia.

La tarde del jueves personal de la presidencia municipal de Santa Clara alertó a la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSP) de la presencia de hombres y mujeres armados con palos y piedras, además de armas blancas, que gritaban que les entregaran a los ladrones o iban a entrar por ellos a lincharlos.

Al advertir los pobladores dónde estaba la camioneta de los sospechosos, de inmediato la voltearon y le prendieron fuego dejando entrever la suerte que iban a correr los dos detenidos.

Rumores de robo sacro enardecieron a la población
Para controlar el conflicto y la confusión de los pobladores, ya que les habían dicho que los dos detenidos también habían robado en la iglesia, lo que los tenía más enardecidos, fue necesaria la intervención de un nutrido Grupo Antimotines de la PEP, quienes para abrirse paso lanzaron bombas lacrimógenas, ingresaron a la presidencia y sacaron a los acusados.

Del tramo de donde se encontraban las patrullas de la PEP a la presidencia municipal, los policías recibieron una lluvia de piedras, palos y todo lo que tenían a la mano los pobladores, para tratar de detenerlos, pero éstos siguieron su camino hasta sacar a los presuntos ladrones, quienes de inmediato fueron trasladados a las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia (PGJ), donde iniciaron investigaciones en su contra.