En un mundo que está cubierto en sus dos terceras partes por agua, puede parecer un contrasentido mencionar que el difícil acceso al agua potable es la causa de enfermedades y pobreza para 1.500 millones de personas.
Sin embargo ésta es la realidad. El agua apta para uso humano (dulce, potable y de fácil acceso) es una parte muy pequeña del total y su escasez no se debe sólo a las condiciones naturales de determinadas regiones, sino que tiene mucho que ver con el aumento de la población, el despilfarro y la contaminación.
La situación es preocupante y muchos expertos consideran la cuestión del agua como el desafío más importante que debe afrontar la humanidad en el siglo XXI.
Además del agua para beber, la agricultura, la industria, la higiene y la salud, la calidad ambiental, etc.; las posibilidades de desarrollo de un territorio y su población dependen del agua, de su calidad y de su consumo racional.
En nuestro propio país, un territorio que se caracteriza en su mayor parte por las escasas precipitaciones (especialmente en verano), todavía es muy habitual el riego a manta, es decir, inundando completamente los cultivos, con el desperdicio de agua que eso supone.
Cuida y protege el agua.