Ante esta situación el Instituto Nacional de Salud Pública, la Organización Panamericana de la Salud y el Seminario de Derecho y Ciencia del Instituto Tecnológico Autónomo de México organizaron el foro-seminario “Construyendo la política pública para el control de la obesidad”.
Durante el foro el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Mauricio Hernández Ávila, precisó que hay 6.4 millones de personas que se saben diabéticas, cifra que puede incrementarse al doble en los próximos años de no controlarse la epidemia de obesidad.
Esa enfermedad también conlleva a diferentes problemas de salud como es hipertensión arterial, infartos y cáncer de diferentes tipos como de mama y colón, entre otros.
En México existen 60 millones de personas que viven con cierto grado de obesidad, “ante este panorama algunos investigadores proyectan que la siguiente generación de mexicanos será la primera que no alcanzará una esperanza de vida mayor que la de sus padres”, expuso.
Por ello la SSA estableció diversas intervenciones como el Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria, primera política pública integral para combatir el problema de la obesidad.
Entre los objetivos de esta política se encuentran promover la actividad física y el consumo de agua simple potable, granos, verduras y frutas, así como disminuir la ingesta de grasas y azúcares.
Hernández Ávila explicó que se trabaja para que en alimentos procesados se etiquete con información como el número de calorías, sodio, grasas saturadas y colesterol que el consumidor ingiere.
También se prevé la eliminación total de la venta de refrescos y reducción de calorías, colesterol y grasas saturadas de los productos alimenticios que se venden dentro de las escuelas.
En esta política también se ha aplicado el programa “Cinco pasos por tu salud”, que contempla acciones como actívate, toma agua, como frutas y verduras, mídete y comparte, detalló a través de un comunicado.
Con acciones de este tipo se pretende revertir el crecimiento en la cifra de casos de sobrepeso y obesidad en los niños de dos a cinco años, detener el avance de la prevalencia en el grupo de población de cinco a 19 años y desacelerar el surgimiento de más casos en adultos.