Durante 2014 se esperan ciclones tropicales de mayor intensidad debido a la posible aparición, en el verano próximo, del fenómeno climatológico denominado El Niño, justamente cuando la temporada de ciclones tropicales es más intensa en el Océano Pacífico.

Al respecto, Raúl Rivera Palacios, especialista del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), explicó que El Niño es un incremento en las temperaturas del mar en el Océano Pacífico, principalmente en la zona ecuatorial, que llega a enviar eventualmente agua cálida cerca de las costas mexicanas.

En entrevista, señaló que ese fenómeno en el Océano Pacífico favorece que los ciclones tropicales puedan tener una mayor intensidad, una mayor cantidad de agua caliente por la cual se mueven y, por supuesto, causa que éstos duren mucho más tiempo a lo largo de su trayectoria.

El Niño en el Océano Pacífico tiene una respuesta totalmente adversa o negativa para los ciclones tropicales del Atlántico, porque provoca una reducción, los cuales contribuyen a la circulación de los vientos en la atmósfera y al déficit en las temperaturas, detalló.

Dicho fenómeno, añadió, integra al cambio climático y éste, al igual que otros fenómenos climáticos, aporta a la presencia o el desarrollo de los ciclones tropicales. Sin embargo, El Niño es el que mayor repercusión y el que ha estado mejor estudiado para poder determinar cuáles son los efectos en los ciclones tropicales.

Dicho fenómeno climatológico ocurre cada dos o siete años, dura unos cuantos meses y se prevé que en 2014 tenga hasta 50 por ciento de posibilidades de formación en el próximo verano, es decir en la temporada más activa de ciclones tropicales en el Pacífico mexicano, insistió el experto.

En ese aspecto, Rivera Palacios recordó que el territorio mexicano es uno de los muy pocos países en el mundo que tiene ciclones tropicales en ambos litorales.

Informó que la temporada de ciclones tropicales 2014 inicia en el litoral del Pacífico mexicano el 15 de mayo próximo, mientras que en el Golfo de México y el Mar Caribe empezará el 1 de junio. Ambas temporadas se prevé que concluyan el 30 de noviembre próximo.

En las últimas 48 horas se observó que una posible formación ciclónica estuvo en posibilidades de desarrollo; no alcanzó a desarrollarse previo a la temporada de ciclones, pero tuvo hasta 50 por ciento de posibilidad de hacerlo.

Explicó que se han llegado a tener ciclones tropicales fuera de la temporada, en la primera o segunda semana de diciembre, y en 2013 se tuvo justamente el primer ciclón tropical, “Alvin”, el 15 de mayo en el Pacífico.

El meteorólogo expuso que para la temporada 2014, el SMN está previendo la posible formación de hasta 14 ciclones tropicales en el Océano Pacífico, mientras que en el Océano Atlántico podrían formarse nueve.

Esto es una diferencia muy sustancial con respecto al año pasado, cuando se tuvieron 18 ciclones tropicales en el Pacífico y 13 en el Atlántico, Golfo de México y Mar Caribe.

De estos fenómenos, siete en el Océano Pacífico se quedarían en el estatus de tormenta tropical, es decir, sus vientos fluctuarían entre 63 y 119 kilómetros por hora.

En tanto, se prevé que siete serían huracanes, por lo que sus vientos serían de más de 120 kilómetros por hora y las rachas pudieran alcanzar hasta 250 kilómetros por hora.

En el Pacífico serían cinco huracanes intensos, de los cuales las intensidades serían superiores a 180 kilómetros por hora, por lo que constituyen un riesgo bastante elevado para efectos de daños materiales, principalmente a viviendas endebles y plantíos de zonas costeras.

En cuanto al Océano Atlántico, se esperan seis tormentas tropicales que adquirirán el nombre de un ciclón tropical y tres de ellos rebasarían la posibilidad de huracán, inclusive se prevé sólo un huracán intenso.

Rivera Palacios manifestó que los ciclones tropicales, entre más intensos pueden generar mayor precipitación, y si a ello se le suma que pudiera moverse de una manera muy lenta sobre el territorio mexicano, el escenario se ampliaría de una manera importante para generar eventos como los que se observaron el año pasado en Guerrero.