Por una costumbre milenaria, los Papas no duermen en hoteles cuando visitan algún país, pasan la noche en territorio propio, o sea en las sedes vaticanas alrededor del mundo, y México no es la excepción.
En su visita al país, el Papa Francisco dormirá cinco noches en la Nunciatura Apostólica, es decir, en la embajada del Vaticano, al sur de la Ciudad de México, en la casona 118 de la calle Juan Pablo II, en la colonia Guadalupe Inn.
El máximo jerarca de la Iglesia Católica ocupará la misma habitación dónde durmió Juan Pablo II en su paso por tierra mexicana, y la misma que utiliza el nuncio apostólico, monseñor Christophe Pierre.
“Exactamente, en el mismo cuarto. Es un cuarto en donde el Papa (Juan Pablo II) ha dormido ya en tres viajes y es el cuarto que yo utilizo”, comentó en entrevista exclusiva con Notimex.
Aunque el sumo pontífice visitará otras ciudades: Ecatepec, en el Estado de México; Morelia, en Michoacán; San Cristóbal de las Casas y Tuxtla Gutiérrez, en Chiapas, regresará cada noche a la Ciudad de México y dormirá en la Nunciatura.
Sólo en el último día de la visita papal, el 17 de febrero, cuando viaje a Ciudad Juárez, Chihuahua, Francisco ya no regresará a la capital mexicana, es decir, concluirá su agenda en esa entidad y de ahí volará directo hacia Roma.
En la Nunciatura Apostólica, ubicada en la delegación Álvaro Obregón, Pierre explicó que el santo padre es una persona con mucha energía, pero que se le proporcionarán todas las condiciones para que él pueda “cada mañana ser alegre y encontrar a la gente”.
Por tanto, “no va a tener mucho tiempo para disfrutar de la casa, solamente la cama y va a comer en la noche rápidamente, el desayuno en la mañana y ya de camino en las calles de México, pero lo que vamos a intentar ofrecer al santo padre un tiempo de descanso”.
El Papa no pidió nada para su estancia, aclaró, “son los colaboradores del santo padre, los que organizan el viaje, los que nos dicen que vienen para darnos instrucciones; debemos seguir las instrucciones. Dejamos la casa para él y ellos ocupan la casa, claro que yo me quedo también en la casa, pero en el otro cuarto”.
Haciendo honor a la sencillez y austeridad del Papa Francisco, Pierre, obispo de origen francés y nuncio en México desde 2007, dejó en claro que a la residencia no se le reconstruyó nada, eso sí, admitió lo evidente, le sacan todo el lustre posible. Hoy, apuntó, todo está listo para recibirlo en su propia casa.
“Es la casa del Papa, entonces, sí todo está listo; estamos trabajando, limpiando, pero no hemos cambiado mucho porque la casa es la casa del Papa; yo sólo soy un huésped en la casa del Papa. Ya todo está prácticamente, si un poco de reorganización pero no hemos reconstruido nada, porque el Papa puede venir de un momento a otro, es su casa”, insistió.
La última vez que un máximo jerarca de la Iglesia Católica pernoctó en esta casona fue en agosto de 2002, siendo pontífice Juan Pablo II.
Respecto de las tradicionales “Mañanitas” y mariachis que los mexicanos acostumbran llevar, como lo hicieron con Juan Pablo II, el anfitrión descartó dichas expresiones.
“Quien sabe, los jóvenes, el pueblo mexicano siente que cantar es el modo de expresarse, pero yo pienso que alrededor de la casa vamos a intentar momentos de silencio, por lo menos durante la noche”, comentó el nuncio apostólico.
Durante la estancia del Papa en México, la calle Juan Pablo II estará resguardada por el Estado Mayor Presidencial, por lo que el acceso estará restringido.
En la embajada vaticana, Francisco dormirá y tomará algunos alimentos, para ello será atendido por las mismas personas que viven todo el tiempo en la Nunciatura, “ellas van a tener ese privilegio de servir al Papa, y nosotros también”.
El Vicario de Cristo se despierta todos los días a las cuatro y media de la mañana. Por la tarde acostumbra tomar una siesta, misma que se prevé que la haga en las distintas ciudades que visitará durante su estancia en el país