La política cercana al presidente Felipe Calderón Hinojosa, llegó al recinto universitario acompañado del rector de la Ibero, David Fernández.
El encuentro estuvo repleto de chispazos verbales, confesiones de medida intensidad y el esfuerzo encomiable de la política por “encantar” a su auditorio.
Entre los panistas que acompañaron a la presidenciable blanquiazul se encontraban la diputada federal Augusta Díaz de Rivera y el exdiputado y excandidato del PAN a la alcaldía, Antonio Sánchez Díaz de Rivera.
En la presentación del libro Un México para todos, artilugio de la teziuteca para placearse en distintos foros académicos y sociales, la panista proporcionó su propia visión del país con el que sueña.
Para Vázquez Mota sólo hubo preguntas de a pechito.
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Ya en la parte final de su discurso, la teziuteca recortó su fraseología:
“Yo no quiero un México de subsidios ni de regalos, ni quiero ganar con bultos de cementos.”
Además, se dio el lujo de citar al cantautor de corte liberal Joaquín Sabina, quien se identifica con la izquierda española, para expresar su pensamiento político: “Yo me quedo con honrar la vida”.
La referencia le generó una carretada de aplausos.
En su intervención ante los jóvenes universitarios de la Ibero, Vázquez Mota pasó de la nostalgia por un México seguro a la recuperación de un México de entelequia:
“Vivíamos en un México sin BlackBerry, sin computadoras y sin el control remoto de la televisión. Uno prendía la tele y se metía a bañar. Las televisiones eran de bulbos y nada más había dos o tres canales.”
Contó que vivió en un México seguro donde los hijos sí respetaban a sus padres y se esforzaban por trabajar: “Si un día te pierdes, me decía mi papá, puedes confiar en un policía”.
Asimismo, contrastó su México de añoranza con la situación actual del país: “Un México donde nos tenemos una profunda desconfianza. Quiero que volvamos a confiar en los Ministerios Públicos, y cuando vayamos a denunciar sepamos que nos van a hacer justicia”.
La presidenciable resaltó la seguridad que se vivía en el pasado:
“Hubo un México donde las puertas no se cerraban ni con candado porque nos sentíamos seguros, un México donde salíamos en las noches y nunca nos sentíamos amenazados.”
También refrendó su confianza en un futuro de leyes:
“Quiero un México de iguales ante la ley, no quiero el México de las ladyes de Polanco, que agarran a bolsazos a un policía.”
Cuando habló de su familia, le entró la historia de la self made woman:
“Hubo un México donde algunas veces los papás y las mamás mandábamos en las casas. Mi papá es teziuteco, y me siento muy orgullosa de tener sangre poblana en las venas”.
Y hasta le salió un comercial de su emporio de pinturas: “Me paraba en el galón de pintura para alcanzar el mostrador. Nunca he tomado un peso que no me pertenece porque cuesta mucho sacrificio y sé cómo ganarlo”.
La añoranza de Vázquez Mota fue olorosa:
“Los olores que más recuerdo de mi niñez son el thíner y el aguarrás. Los olores que más recuerdo son los de la comida de mi mamá.”
Vázquez Mota habló del México con el que sueña:
“Quiero ese México de justicia y de respeto, que seamos iguales ante la ley y ante las oportunidades”.
Con un tono de ensueño, la “suspirante” animó a los estudiantes de la Ibero a realizar trabajo social e ir a las comunidades más alejadas del país para sensibilizarse.
“Ocupen algunos fines de semana y enseñen las letras, algunos veranos vayan a Chicago o a Nueva York, y vayan a enseñarles un poco de inglés y hasta el español, que abracen Puebla.”
La panista les pidió que cuando vayan a votar en el 2012 no se fijen en las promesas en que harán los políticos en la campaña presidencial, sino en cómo han cumplido en sus carreras políticas:
“Ustedes van a decidir quién quiere que les gobierne, revisen la historia de vida de cada quien y para quién quiere gobernar, si para ustedes o para las complicidades, si para ustedes o para todos. Si no queremos indignados no podemos tener excluidos, no podemos tener jóvenes que no tiene oportunidades.”