Enrique Peña Nieto avanza ligeramente al iniciar las campañas electorales. El candidato del PRI-Partido Verde alcanza ahora 50% de las preferencias efectivas, tres puntos más que en la tercera semana de marzo.

Los tropezones con los que la panista Josefina Vázquez Mota comenzó su proselitismo no le han costado en preferencias, aunque se mantiene estancada en 29%, pero las opiniones positivas sobre ella bajan y aumentan las regulares, según la encuesta en viviendas de BGC-Excélsior de abril.  Mientras que Andrés Manuel López Obrador, candidato del PRD-PT y Movimiento Ciudadano, baja dos puntos para ubicarse en 20% (gráfico 1).

El porcentaje de indecisos se estabiliza. De la medición de marzo a la fecha, quienes no cuentan con una preferencia definida constituyen  33%: se componen de 25% de electores que, si bien tiene alguna preferencia, están inseguros de que votarán así y 8% que no tienen en lo absoluto alguna preferencia (gráfico 2).

El inicio de campaña no ha afectado la imagen de Peña Nieto; continúa captando opiniones positivas (gráfico 3) en algo más de la mitad del electorado (55%).

En cambio, el porcentaje de juicios favorables sobre Vázquez Mota ha retrocedido paulatinamente, de modo que ahora las opiniones sobre ella se dividen, principalmente entre muy buenas y regulares (gráfico 4).

López Obrador no ha logrado deshacerse de la imagen polémica que lo ha rodeado desde hace años e, incluso, en las últimas semanas ha bajado el porcentaje de quienes se expresan bien de él (gráfico 5).

Al evaluar comparativamente a los candidatos presidenciales en atributos, Peña Nieto sigue superando a sus principales adversarios en todos los renglones estudiados, especialmente en experiencia para gobernar, capacidad para crear empleos y capacidad para resolver los problemas del país. La honestidad y capacidad para mejorar la educación son los aspectos donde Peña presenta menor ventaja sobre Vázquez Mota, quien es la segunda más mencionada (gráfico 6).

Cabe señalar, sin embargo, que aunque Vázquez Mota suele recibir alrededor de la mitad de las menciones que recibe Peña en los atributos evaluados, la campaña de la panista es la que ha producido más avances respecto de febrero, en torno a quién es el que mejor representa la cualidad evaluada. La evaluación de sus atributos tiene un saldo positivo con respecto a la medición anterior de 4.6 puntos en promedio, mientras que Peña Nieto avanzó 2.3 puntos, y la de López Obrador disminuyó 2.6 puntos porcentuales.

Desde febrero, esta serie de encuestas de medición de preferencias para la elección presidencial es financiada en su totalidad por Grupo Imagen-Excélsior mediante contrato con BGC, Ulises Beltrán y Asocs., S. C y, por tanto, es propiedad exclusiva.

La preferencia electoral de los encuestados se obtiene de la siguiente manera: el encuestador le entrega al entrevistado una papeleta en la que se simula lo que será la boleta electoral con los logos de los partidos y los nombres de los candidatos. La pregunta que se pide se conteste es la siguiente: En julio habrá elecciones para elegir Presidente de la República. Si el día de hoy fuera la elección, ¿por cuál candidato o partido votaría usted?, la hoja incluye las opciones, “ninguno” y “no sé”. A fin de situar al encuestado en el tipo de entrevista que se le va a hacer, pero evitar que las preguntas previas a la de manifestación de preferencias influyan en sus respuestas, esta pregunta se hace después de hacer cinco preguntas sobre diversos temas.

El reporte que incluye la proporción de respuestas a todas las opciones de las pregunta sobre preferencias se conoce como preferencias “brutas”. Al reporte en el que se incluyen sólo las definidas se le conoce como preferencias “efectivas”. En su presentación periodística BGC-Excélsior reporta sólo estas últimas.

Cuando se elimina de las preferencias efectivas a quienes no expresaron preferencia, el investigador asume algo sobre ellos. En BGC-Excélsior estimamos las preferencias efectivas así: primero se identifica a quienes tienen alguna probabilidad de votar y, segundo, se verifica la consistencia de su respuesta a la pregunta electoral con base en otras dos preguntas, una que con alguna variación corrobora la respuesta en la boleta simulada, y otra que permite medir la solidez de la preferencia expresada.