El candidato del PRI a la Presidencia, Enrique Peña Nieto, presentó ayer un decálogo para gobernar los próximos seis años, denominado “Manifiesto por una Presidencia Democrática”, en el cual garantiza que no habrá de reinstaurar “pasados que ya superamos”, sino que trabajará “para ganar el futuro que merecemos los mexicanos”.

Dijo que como resultado del recorrido que ha hecho por el país a lo largo de los 52 días que lleva su campaña electoral, ha podido escuchar las veces del México plural que existe, y por ello “no pretendo gobernar en la unanimidad, sino construir un país unido y fuerte a partir del reconocimiento y respeto a la diversidad de las ideas y convicciones”.

En caso de ganar las elecciones del 1 de julio, Peña Nieto se comprometió a que durante su gobierno se mantengan y fortalezcan las libertades de manifestación y de expresión, así como el establecimiento de una relación con los medios de comunicación acorde con una cultura democrática; respeto a los derechos humanos, libertad religiosa y no discriminación.

Ante académicos, intelectuales y miembros de la sociedad civil, el abanderado de la alianza presidencial PRI-PVEM explicó que el punto siete de su Manifiesto tiene que ver con la garantía de mantener una auténtica división de Poderes, el compromiso de elecciones libres, la transparencia y rendición de cuentas, y por último el fortalecimiento del federalismo, mediante un replanteamiento de la relación política entre los gobiernos federal, estatales y municipales.

En el hotel JW Marriot, en Polanco, en el evento denominado “Respuestas para Transformar a México”, donde participaron entre otros Jorge Castañeda, Cecilia Soto, Fernando Gómez Mont, Alejandro Martí, Rodolfo Elizondo y Claudio X. González, el candidato tricolor sostuvo que los principios de su Manifiesto son resultado de un hecho para él incontrovertible.

“Parten (esos principios) de la convicción de que los próximos seis años serán determinantes para consolidar las libertades políticas de los mexicanos y dar vigor y contenido a nuestra democracia”.

“Propongo a los mexicanos un diálogo abierto y franco para la construcción de una nueva Presidencia Democrática”, planteó Peña Nieto al convocar a intelectuales, académicos, políticos de todas las militancias, ONG´s, universitarios y la ciudadanía en general a dialogar y enriquecer el Manifiesto que ayer vio luz por primera vez.

Entre los rubros de especial atención contenidos en el documento, el numero 8, relativo a las Elecciones Libres, Peña Nieto señala que como Presidente de la República “no tendré intervención alguna en los procesos electorales, salvo garantizar que existan siempre las condiciones de seguridad y paz para el desarrollo de campañas y jornadas electorales”.

En el punto 4, Derechos Humanos, el candidato presidencial señala que el respeto a este rubro “será fundamental para el uso de la fuerza pública”, y anunció que promoverá reformas constitucionales y legales para garantizar la vigencia de los derechos humanos en la actuación de las fuerzas armadas y las policías de todo el país”.

Y en materia de División de Poderes —punto 7—, Peña Nieto se comprometió a tener un diálogo permanente con los líderes de todos los grupos parlamentarios en el Congreso para lograr la aprobación, con amplios consensos, de las grandes reformas que México necesita.

APOYO A EDUCACIÓN. Por otra parte, al participar en la XX Sesión Extraordinaria de la Asamblea General de la ANUIES (Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior), Peña Nieto ofreció presentar durante su gobierno presupuestos multianuales para el sector educativo del país.

Dijo que es hora de poner fin a la “lamentable situación de que en el sistema educativo egresen jóvenes para la frustración”, por lo que es indispensable crear las condiciones económicas y educativas para frenar esta situación.

Afirmó que “como la educación es una inversión y no un gasto”, aumentará los recursos presupuestales que provendrán de la Reforma Hacendaria Integral que propone, para que paguen más los que más ganan, es decir, establecer una gradualidad impositiva en el país.