Manotea de manera enérgica.
Otra señora le hace segunda. “Entraron por esa calle los granaderos; y empezaron a golpear a la gente.”
Desde hace más de una hora un grupo de cinco o seis mujeres comentan los pormenores del conflicto de este lunes en Tlachichuca. Pero no se trata de un análisis desapasionado. Uno percibe la mirada severa de las mujeres cuando algunos reporteros entrevistan al personal del ayuntamiento de Tlachichuca.
Lo que defienden los pobladores es que no los tachen de “salvajes”. Enterados de lo que transmitieron la mañana algunas estaciones de radio, la molestia es evidente.
Un hombre rudo insiste. “Los medios están comprados. Nunca dicen la verdad.”
Al recordar lo que sucedió el lunes en el poblado agrícola, las mujeres se indignan: “Nosotros somos pacíficos.”
Lo que enardeció a la gente fue que lanzaran gases contra ellos, explican habitantes y critican que se les tilde de “pueblo salvaje”. La conversación de los habitantes contrasta con la afirmación de las autoridades.
Las autoridades señalan que hubo “intereses políticos” en la protesta.
Genaro Tun, corresponsal de Cinco Radio en la región, apenas observa que la gente que se congrega en la plaza de Tlachichucha se retira. Lleva un chaleco caqui de reportero, que a diferencia de su chaleco del día anterior, no trae en la espalda la leyenda “Prensa”.
—Yo me identifiqué como reportero, había tomado unas fotografías; me empezaron a golpear, era muy claro y grande el mensaje de ‘Prensa’ en mi chaleco; uno de los granaderos le dijo al otro ‘ya déjalo’, y el granadero le respondió que ‘ni madres, que eso qué importaba’.
Acompañado de un defensor de derechos humanos, un pequeño pin con la efigie de alguna organización, muestra un par de fotografías.
Tun explica que le regresaron la “memoria” que le quitaron. Y muestra en las fotografías los sujetos que lo tiraron al piso y lo empezaron a golpear sistemáticamente.
Tun no va solo, pero apenas acaba la entrevista con un funcionario municipal se retira:
—Ahí está la gente que se empieza a juntar.
Voltea a su alrededor y en el zócalo se hacen algunos grupos de personas que no dejan de mirar hacia el palacio municipal.
Una tensa calma se vive en Tlachichuca.
Autoridades municipales realizan el recuento de los daños en las instalaciones gubernamentales.
Una cinta amarilla divide a los pobladores de los funcionarios que revisan con detalle lo que sucedió.
Es un pueblo dividido.
Las autoridades del municipio señalan que hubo “intereses políticos” en la protesta y que los pobladores saquearon la alcaldía y están grabados por videocámaras. Los pobladores niegan que hayan incurrido en actos de violencia y todo inició por la intervención de los “granaderos”.
Intolerancia Diario intentó conversar con los pobladores quienes se muestran renuentes a platicar con representantes de los medios de comunicación. Un grupo de personas comentan los incidentes frente al zócalo de este municipio. Encabezadas por mujeres, rodean al reportero. Insisten que los medios de comunicación deben decir la verdad, ya que estaciones de radio y televisoras señalaron que los pobladores originaron la violencia.
El grupo de personas crece. Todos hablan a la vez. Se interrumpen. Algunos responden preguntas. No quieren ni fotos ni cámaras. Las actividades escolares en el Colegio de Bachilleres a la entrada del municipio transcurren con normalidad. Las tiendas alrededor del zócalo empiezan a abrir. Los pobladores observan cómo personal del ayuntamiento realiza un recuento de los visibles daños en las instalaciones gubernamentales.
Los pobladores se muestran escépticos y hoscos con representantes de los medios de comunicación. Se acerca un camarógrafo y un reportero de una televisora. Los habitantes les dicen que no los graben.
—¡Que se vayan, que se vayan!
A continuación los corren.
“No es cierto que se trate de un conflicto político”, dice una señora. Otro poblador la interrumpe: “Nosotros somos un pueblo pacífico; no es cierto que nosotros iniciamos la violencia".
Los pobladores, quienes conversan con Intolerancia con la condición de no proporcionar sus nombres, niegan que grupos políticos del municipio hayan azuzado la protesta y generado la violencia.
Como antecedente del conflicto se encuentra la falta de agua, el retraso en la entrega de fertilizantes y, de acuerdo con versiones recabadas entre las autoridades, a pugnas políticas.
La calma intenta regresar al municipio de Tlachichuca luego del conflicto del día de ayer.
“Lo que enardeció a la gente fue que los ‘granaderos’ lanzaran gases y que en la plaza había muchos niños y gente grande.”
“La gente no fue”, insiste un joven que le exige al reportero su identificación y le toma varias fotografías con su teléfono celular.
“No somos un movimiento político”, dice otra señora.
Una más añade: “Los niños los llevamos a que se refugiaran en la iglesia (una iglesia a unos cuantos metros del palacio) pero los granaderos cerraron las puertas de la iglesia y nos dejaron que se refugiaran.”
En el entronque de la carretera de Acatzingo con Tlachichucha hay vigilancia policiaca, camionetas de la Policía estatal aguardan cualquier percance en la gasolinera.
Los policías se abastecen de “sabritas” en la tienda de la gasolinera.
La calma retorna a cuentagotas a esta población.
Funcionarios del ayuntamiento realizan un inventario de los daños al edificio del palacio municipal; a los seis vehículos dañados, entre ellos la Unidad Móvil de Desarrollo así como patrullas municipales.
Personal está a la espera del Ministerio Público distrital para recabar un inventario detallado de los daños materiales.
En los alrededores del ayuntamiento hay un discreto operativo municipal. Son visibles los daños a los vehículos y se vive un ambiente con tensión en el municipio.
Un funcionario municipal recorre los daños al edificio. Corre de un lado a otro. Y antes de declarar a las cámaras de televisión simplemente comenta:
—Nosotros nos vamos a quedar acá.
Dice que el municipio de Tlachichuca tiene un programa especial de entrega de fertilizantes:
—Se van a repartir, que otra vez volvimos a apostarle a los 3 millones 200 mil pesos.
”La gente olvidó que el ciclo agrícola pasado se les condonó todo.
”Me extraña que a la gente ya se le haya olvidado esa ayuda que consiguió el ayuntamiento de Tlachichuca”, se lamenta el funcionario.
—Estamos en calma normal.
En los alrededores hay policías pero vestidos de civil. El funcionario le achaca a razones políticas el tumulto que se vivió este lunes en Tlachichuca.
—Hay gente que en la pasada contienda electoral perdió. Esa misma gente es que a ustedes los agredió— le dice al reportero de Cinco Radio.
Todavía hay formatos de papelería oficial regados por doquier. Trozos de vidrio de los parabrisas.
El funcionario señala una cámara para refrendar su dicho: “Lo saquearon, fueron ya vándalos. Por el circuito tiene identificada a las personas.
”Se llevaron pantallas de plasma, material que no les servía a ellos, formatos de documentos oficiales, sólo por el hecho de saquear.”
—¿A cuánto ascienden los daños?
—Es difícil tener un aproximado, necesitamos el Ministerio, cómo ven las unidades y con unidades que no tienen que ver nada con el ayuntamiento como los vidrios.
Mientras transcurre esta entrevista los pobladores se congregan en el zócalo nuevamente.
El funcionario se despide e insiste una vez que se han apagado las grabadoras:
—Nosotros nos vamos a quedar aquí.