El priista Guillermo Deloya Cobián coloca dos condiciones para que su partido regrese, aprovechando la inercia nacional, al poder en Puebla: frenar la rivalidad interna entre los grupos y sus aspirantes, y rebasar la condición de que el PRI sea un partido en la “orfandad política” local, eufemismo para referirse a la ausencia de “línea” de un gobernador de su partido, a través de un intenso trabajo, y de un proceso interno “civilizado y ordenado”.
Desde su perspectiva, Guillermo Deloya Cobián, plantea que para el 2013 el escenario electoral será sumamente complicado. En la mira de su partido político, el PRI, la posibilidad de ganar posiciones importantes como la alcaldía de Puebla, en manos del PAN, y otros enclaves relevantes, estriba en encarar el proceso electoral con unidad.
Deloya presentó un libro denominado El México que esperamos, en el cual exhibe una serie de propuestas recogidas por la fundación Colosio en un lenguaje sencillo y simplificado.
Actualmente, Guillermo Deloya Cobián se desempeña en el cargo de coordinador de las filiales de la Fundación Colosio.
El priista considera que los aspirantes de su partido a la alcaldía deben conciliar sus posturas e intereses de manera madura para llegar unidos a la jornada electoral del próximo año porque el PRI, a pesar del triunfo a nivel nacional de Enrique Peña Nieto, en Puebla enfrenta un escenario incómodo:
“Siempre se ha hablado de ser una oposición real pero ser oposición también significa contar con vías de entendimiento hablar y hablar de lo que no se hace pero no se trata de hablar de lo que no se hace y caer fácilmente en la denostación.”
El militante priista señala que los militantes de su partido tienen un desafío enorme por delante una vez que ganaron la elección presidencial, responderle a los electores cumpliendo las promesas de campañas firmadas por el entonces candidato presidencial, Enrique Peña Nieto, por lo que los resultados deben ser la prioridad del priismo y del nuevo gobierno:
“Nuestra obligación es dar resultados y más allá de las elecciones lo que debemos hacer es ponernos a trabajar, meternos a fondo, vienen muchos reacomodos, hay que cumplir las promesas de campaña y después nos preocupamos de los escenarios electorales.”
Un proceso civilizado
El autor de la reciente obra El México que esperamos, breviario de los buenos deseos de los priistas para transformar el país considera que su partido debe evitar a toda costa que su partido lance “candidatos de cascarón” o que vaya sin haber realizado una serie de acuerdos de unidad entre todas las expresiones partidistas.
Aunque luego de la toma de protesta de Enrique Peña Nieto, el próximo 1 de diciembre, el escenario para los priistas en el estado de Puebla y en todo el país cambiará esto no será de forma automática pues los militantes del expartidazo requieren trabajar y entregarle resultados a la población: “A partir del primero de diciembre va a cambiar el escenario.
”No creo que sea tiempo para las figuras ni para los candidatos de cascarón; necesitamos candidatos fuertes y comprometidos con el partido y comprometidos con Enrique Peña Nieto.”
Sin quejarse, el político del tricolor avizora que aún con la llegada de Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República los priistas deben ser cautelosos y pensar una estrategia que se fundamente en la unidad del tricolor poblano, entre otras cosas, porque se encuentran en la oposición y por el hecho inédito de que a nivel local como oposición la del 2013 será la primera elección de ese calibre que el PRI enfrentará desde la orfandad política: “Es muy complicado el escenario para el próximo año. Es una situación de orfandad política inédita.
A partir del 1 de diciembre se reivindica nuestro partido a nivel nacional.
Yo creo que debemos mirar con el optimismo el nuevo escenario pero no debemos bajar la guardia porque hay mucho que trabajar”, señala el coordinador nacional de filiales de la Fundación Colosio.
A juicio de Deloya Cobián la conquista de la Presidencia de la República por parte del PRI no es un suficiente para que su partido recupere posiciones electorales en Puebla, especialmente si prevalecen en su partido los viejos enfoques de los grupos y la disputa de encarnizada de posiciones sin que conduzcan a un proceso ordenado:
“No nos debemos rivalizar internamente. Yo creo y yo pido que no rivalicemos al interior del partido con un escenario tan complicado. Este es el momento de generar una vía de regreso pero hay que estar muy atentos que sino llegamos juntos no llegamos nunca. Por eso, en el partido se debe conducir un proceso civilizado y ordenado, no hay manera de llegar divididos todos tenemos talentos que podemos sumar.”
Sobre la participación de Mario Marín Torres, exgobernador de Puebla, en la vida política el PRI de Puebla, Deloya Cobián se limita a decir “si él participa o no, él debería aclararlo”.
Guillermo Deloya Cobián no especula sobre su futuro político, aunque estima que en los reacomodos al inicio del sexenio se va a aclarar el panorama de quienes desde Puebla trabajaron a favor de su partido y de la campaña del candidato presidencial, Enrique Peña Nieto. Sin acelerarse, Guillermo Deloya se limita a exponer sobre su futuro: “Donde esté voy a seguir vinculado a Puebla”.
Deloya Cobián escribió el opúsculo denominado El México que esperamos. La pequeña obra está dirigida a jóvenes e intenta exponer un escueto diagnóstico sobre los problemas que aquejan al país, así como una serie de soluciones.
El documento de Deloya recoge de manera esquemática algunos de los planteamientos inscritos en la plataforma electoral del expartidazo. Para el exfuncionario estatal se trata de una elaboración personal, resultado de su intervención en la plataforma política priista, construida a través de la Fundación Colosio.