Cuando Vicente Fox se convirtió en Presidente constitucional de México, en el año 2000, el cuadro de tamaño natural de Benito Juárez —uno de los iconos del PRI—, que pendía de una de las paredes de la oficina Benito Juárez, en la parte alta de la residencia Lázaro Cárdenas de Los Pinos, desapareció… momentáneamente.

Doce años después, el grupo parlamentario del PRI en el Congreso del estado de Chihuahua y el pleno de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal solicitaron al presidente Enrique Peña Nieto que el cuadro de Juárez regrese a Los Pinos.

El óleo de marras es aquel donde aparece el ex presidente Benito Juárez de pie, portando la banda presidencial, apoyando la mano derecha sobre la Constitución de 1857, y a su espalda se aprecia la silla presidencial, y la mano izquierda del político oaxaqueño lleva un guante blanco.

Entre los últimos días de 2000 y los primeros de 2001, la copia del retrato —que según el asambleista del DF por el Panal, Jorge Gaviño, fue pintado por Enrique Delauney en 1889, con base en un original de Tiburcio Sánchez de la Barquera hecho en 1858— estuvo embodegado, hasta que el entonces secretario de Gobernación, Santiago Creel lo rescató, y la pintura del "Benemérito de Las Américas" reapareció en una de las paredes del salón Adolfo Ruiz Cortines, del Palacio de Covián.

Fox les tenía a los priistas guardada la sorpresa de remover a su héroe, como factura de lo que le hicieron el 1 de diciembre de 2000 durante su toma de posesión en el Palacio Legislativo de San Lázaro.

Ese día los priistas le gritaron a Fox, “¡Juárez! ¡Juárez! ¡Juárez!”, cuando el entonces Presidente habló ante el Congreso de la laicidad en la educación. Fox logró reponerse de los gritos opositores y reaccionó diciendo “Muy bien, jóvenes”.

Durante la administración de Felipe Calderón, que concluyó el 31 de noviembre pasado, el cuadro de Juárez permaneció en Gobernación y el entonces Presidente de México siguió abonando para que Madero fuera el icono de la Revolución Mexicana, haciendo a un lado a los héroes de aquella gesta centenaria y mantuvo el nombre de salón Francisco I. Madero, al que Fox le quitó el de Benito Juárez.

Desde mediados de octubre pasado, a propuesta del diputado Jorge Gaviño Ambriz, del Panal, la legislatura del DF afirmó que el retrato del ex presidente Benito Juárez García “es más que un lienzo”, es una representación del laicismo mexicano.

Gaviño dijo que con la llegada de Fox al poder, hace 12 años se “intentó romper con la llamada historia oficial, y uno de sus primeros actos fue retirar de la residencia oficial de Los Pinos el retrato de Benito Juárez”.

Dijo que “no se puede negar que todo ciudadano mexicano, a partir de Juárez, tiene el derecho de creer o no creer, y de realizar los actos de fe que mejor llenen sus expectativas religiosas”, pero el Estado laico debe mantenerse incólume.

Diputados del PRI demandan al presidente Enrique Peña Nieto que vuelva a colocar el retrato del benemérito Benito Juárez en la residencia oficial de Los Pinos, ya que —señalaron— durante las presidencias encabezadas por el PAN lo retiraron y con ello desconocieron la condición de Estado laico que representa Benito Juárez.