Ahí convocó a la ciudadanía a sumarse a una gran cruzada a favor de Puebla y la dignificación de la política.
Agüera Ibáñez recibió el calor de las huestes del expartidazo y de organizaciones sociales; saludó a cuantos se le acercaron. Los cánticos no cesaron, al grado de humedecer los ojos del exinquilino del Carolino; éste agradeció el apoyo.
“No puedo fallar, soy un hombre de resultados, ya tuve la oportunidad de hacerlo desde mi muy querida universidad; denme la oportunidad, ahora les pido solamente que me den la oportunidad para servir con amor con pasión, con vocación y con entrega a Puebla.”
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El PRI de las multitudes regresó para encumbrar la figura del exrector y de paso paralizó el tráfico en el primer cuadro de la ciudad. Los alfiles de los sectores del tricolor y organizaciones sociales desfilaron, desde la 3 Sur, como desde el bulevar 5 de Mayo, de la 9 Poniente como de la plazuela John Lennon.
Navegar por la marea roja fue para los priistas de viejo cuño reencontrarse con el PRI de los procesos electorales de 2012 y de 1998; jóvenes ataviados con playeras rojas y la leyenda “Enrique Agüera” intentaron tocar la marcha dragona; sin embargo, su esfuerzo pasó desapercibido por las porras de los integrantes de la recargada marea roja.
El contingente de Antorcha marchó y cambió sus cánticos de protestas por vítores al exrector: “Agüera, contigo hasta la presidencia”. Por su parte, el sector obrero avanzó sobre la 3 Norte; incluso, hizo acto de presencia un contingente de la izquierda poblana autodenominado como “la auténtica izquierda”.
Enrique Agüera arribó puntual a la sede del PRI municipal, en su recorrido fue escoltado por cuatro de los aspirantes a la candidatura; el gran ausente fue el otro Enrique, quien por la mañana anunció su retiro de la contienda interna.
Doger, fiel a su estilo, esperó hasta el último momento para hacer el anuncio; sin embargo, dejó entrever su molestia. El exalcalde condicionó su apoyo al virtual candidato del PRI e indicó que “deseo que el exgobernador Mario Marín no esté detrás de la candidatura de Enrique Agüera”.
Enrique Doger ofreció una rueda de prensa en el hotel San Leonardo, el diputado federal no hizo público su apoyo a Agüera Ibáñez; el exalcalde argumentó que será el grupo denominada Plan C quien decida colegiadamente si se suma o no a la candidatura.
Sin embargo, dijo que de perder el PRI de nueva cuenta la responsabilidad recaerá en el dirigente priista Pablo Fernández del Campo y del delegado del CEN, Fernando Moreno Peña, quienes no escucharon a todas las voces del partido. No obstante, la declaración del exalcalde no hizo eco en las huestes priistas. Trascendió que Enrique Doger partió rumbo a San Lázaro donde tenía una agenda por cumplir.
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Enrique Agüera entró a la vieja casona de la 5 Poniente en medio de la algarabía priista; Bárbara Ganime ya lo esperaba. El exrector no se cansó de saludar a los ahí presentes. Al llegar con los integrantes de la Comisión del Proceso Interno, el exrector entregó los requisitos de la convocatoria, firmó los documentos y cumplió con el rito priista, además prometió recuperar la capital para el tricolor. Los malogrados aspirantes a la alcaldía lo arroparon y posaron junto al virtual candidato para los fotoperiodistas.
A las afueras de la sede municipal del PRI se escucharon cánticos profesados por los agüeristas: “No venimos por una torta o un frutsi, venimos por nuestros huevos”.
Otros más corearon: “San Pablo Xochimehuacan con Enrique Agüera”.
Incluso, la izquierda poblana pasó lista en las salutaciones. Estos presumían carteles con la leyenda:
“La auténtica izquierda con el Dr. Enrique Agüera. ¡Venceremos!”
Además, algunas consignas tenía dedicatorias al gobierno morenovallista:
“Nos somos 1, nos somos 10, pinche gobierno cuéntanos bien.”
En medio de una guerra de porras, Agüera hizo suyo el escenario; subió al templete para dirigir un mensaje y agradecer el respaldo de las huestes.
“No podemos construir un Puebla moderna, si no volteamos a mirar a las colonias pobres de Puebla, no podemos permitir que los pobres de Puebla sigan en el abandono, vamos a trabajar juntos para combatir la pobreza, vamos hacer de la educación y los servicios públicos nuestra mayor tarea para mejorar las condiciones de todos.”
El aplauso no se hizo esperar; la ola de vítores resonó hasta las entrañas del Congreso local.
En tanto, Guillermo Deloya celebró el discurso; Iván Galindo contempló la escena desde el templete. Giorgana, Chedraui y Aguilar fungieron como auténticos directores de orquesta.
En su perorata, Agüera dijo que el propósito es hacer una política distinta donde el compromiso es encontrarse a través del diálogo.
“Puebla requiere que se le escuche, los ciudadanos necesitan de la cercanía de los políticos y acompañamiento, a partir de hoy con este registro son mis compañeros de viaje.”
Agüera Ibáñez señaló que va a cumplir con esta tarea y responsabilidad, “así como con el privilegio de tener una oportunidad para ganar la confianza, fe y esperanza para transformar a Puebla.
”Agüera les dice: no puedo fallar, soy un hombre de resultados, ya tuve la oportunidad de hacerlo desde mi muy querida universidad, denme la oportunidad, ahora les pido solamente que me den la oportunidad para servir con amor, con pasión, con vocación y con entrega a Puebla, gracias a todos por acompañarme a este registro”.
Agüera descendió del templete en medio de vítores y abandonó la calle de la 5 Poniente entre aplausos y abrazos.
En las redes sociales comenzó la danza de las cifras; la euforia priista por la unción de su nuevo tlatoani se consumó. Enrique Agüera se apresta a recuperar la capital para el priismo.