El propósito de Suma es incorporar a más mujeres en las posiciones políticas de toma de decisiones aumentando la participación de las mujeres que a nivel nacional se encuentra en el 5 por ciento de mujeres diputadas, síndicos y presidentas municipales.
En Puebla la tasa de participación de las mujeres es menor, pues ni siquiera alcanza el promedio nacional, alcanzando solamente el 4 por ciento.
En el Taller de Agenda Económica participó Rosalina Ávila, coordinadora de Mentoraje y Derechos Político-Electorales, del proyecto Suma. También participó Benjamin Temkin de Flacso.
Al taller acudieron mujeres candidatas de municipios del interior del estado, lo mismo de Tehuacán que de municipios de la Sierra Norte de Puebla y de la capital. Así como municipios con población indígena como Atzizintla y Eloxochitlán.
Rosalina Ávila abordó la importancia de la participación de las mujeres en política, lo cual no se trata de una concesión sino de un derecho el cual debe ejercerse plenamente para que México alcance mejores estándares de desarrollo democrático.
Ávila planteó la importancia de la participación de las mujeres en los tres niveles de gobierno y en los tres Poderes. La conferencista planteó que la participación igualitaria en los tres Poderes conducirá a una democracia más sólida.
El otro problema al que se enfrentan las mujeres es la triple jornada, no únicamente una doble jornada: porque deben realizar labores en el hogar, trabajar para obtener una remuneración y participar políticamente.
La Constitución mexicana garantiza la igualdad de derechos para mujeres y hombres, en lo social, económico y político, empero falta mucho por plasmar en hechos dicha igualdad.
El gran riesgo en la falta de participación de las mujeres significa que las mujeres queden subrepresentadas en la toma de decisiones políticas, es una de las advertencias realizadas por Suma en diversos foros y talleres.
De acuerdo a Suma, en el caso del Poder Legislativo son varios los obstáculos a vencer. Aun cuando en el Código Federal Electoral y en los códigos electorales de cada uno de los estados se estableció un porcentaje para las candidaturas de mujeres, los partidos políticos en ocasiones no se esfuerzan por cubrir la cuota que establece la ley.
Uno de los mecanismos que ocupan los partidos políticos al momento de postular candidaturas los primeros lugares son reservados para hombres, lo que hace una contienda inequitativa para las mujeres al interior de los propios partidos.
Suma señala que las posiciones deben ser asignadas por capacidad y preparación profesional, no por género, de ahí que resulta incomprensible e injustificable que en algunos casos ni siquiera al menos una mujer esté posicionada en los primeros lugares de las candidaturas propuestas por algunos institutos políticos.
Diversos estudios han demostrado que la igualdad de género contribuye a mejorar las condiciones socioeconómicas de las personas, además al momento de elaborar las leyes con la participación igualitaria de géneros se logra que cubran los diversos aspectos en favor de la sociedad.
En el estado de Puebla, como en el resto del país, las mujeres representan más de la mitad de la población y de los electores, por consiguiente su participación es fundamental para alcanzar el desarrollo a partir de la elaboración de leyes y la toma de decisiones en forma equitativa.
En la medida en que haya más mujeres en los tres poderes —Ejecutivo, Legislativo y Judicial—, la democracia en Puebla será más sólida para el bien de sus habitantes, señala la organización Suma.
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Suma promueve que las mujeres legisladoras y aquéllas que ocupan puestos de gobierno a nivel municipal, estatal o federal, impulsen una agenda para el empoderamiento económico de la población femenina, señala la página web de la organización.
“Nuestra agenda económica parte de una visión de la economía diferente a la tradicional, ya que reflexionamos la organización económica y social, desde la forma en que las sociedades se organizan para el sostenimiento de la vida humana, lo que implica poner en el centro a las personas y considerar la producción de bienestar, no sólo la producción de bienes y servicios, haciendo visible lo invisible, en este caso, el trabajo de reproducción social desarrollado por las mujeres en el ámbito doméstico.”