En el marco del foro “El futuro de la movilidad en Puebla III”, el secretario de Investigación y Estudios de Posgrado de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), Moisés Morales Arismendi, afirmó que la rueda de observación que se construye en la zona de Angelópolis es solamente un capricho del gobernador del estado de Puebla, Rafael Moreno Valle, para hacer de la entidad un nuevo Disneylandia.
Desde la perspectiva del investigador, el proyecto tuvo dos intentos fallidos de ubicarse en el Paseo Nicolás Bravo y en el Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec (CENHCH), lo que en términos arquitectónicos hubiera sido un error garrafal, porque —por ejemplo— el Paseo Nicolás Bravo forma parte de un espacio patrimonial.
Desde su perspectiva, colocar la megarueda de la fortuna en la zona de Angelópolis también representa otro error del gobierno morenovallista porque ahora mismo están “rehaciendo” la reingeniería de toda la vialidad, lo que representa un aumento significativo en el costo de la obra.
Morales Arismendi recordó que el proyecto se desarrolla sobre el bulevar del Niño Poblano, frente a la Universidad Iberoamericana (UIA), “entonces uno se cuestiona por dónde irá a subir la gente, todo por un capricho, nosotros lo vemos así, un sólo capricho para hacer de Puebla un Disneylandia”.
“Creo que mejor deberían de preocuparse más para solucionar otras cosas de movilidad, que realizar ese proyecto en esa pequeña parte de un capricho, yo así lo vería como especialista”.
Desde la perspectiva del académico de la universidad estatal poblana, en la actualidad prevalece un repudio generalizado con respecto a la ruedota, “creo que impacta de nuevo el sistema de movilidad, y quiero insistir: no podemos seguir viendo a la ciudad de Puebla de manera fragmentada, porque debemos verla de manera sistémica”.
La noria que se monta en la zona metropolitana de la ciudad de Puebla —según el diseñador de Bussink Landmark, compañía especialista en ruedas de observación gigantes, Maximiliano Nenning— llegará a ser más costosa que su similar inglesa, The London Eye, que mide 55 metros más y posee un sistema de alumbrado con tecnología de punta, además de que la vista nada tiene que ver con la que ofrece la rueda de observación de Rafael Moreno Valle.