El décimo primer foro de derechos humanos de las universidades jesuitas que se celebra en la Ibero Puebla presentó ayer a una de las figuras del activismo y la teoría, el escritor uruguayo Raúl Zibechi.

Sin la emotividad de Alberto Patisthán, que arrancó lágrimas, sin la fe del padre Solalinde y sin la apelación a la ética de Adela Cortina, participantes el primer día del foro, Zibechi centró su conferencia en la manera en cómo el neocolonialismo se impone en los países de América Latina.

Por la tarde, el periodista Marco Lara Klahr abordó cómo las políticas dictadas por las empresas de información comercializan y fomentan la violencia, lo que recrudece la inseguridad, dejando vulnerables a los propios reporteros.

En la mesa de Lara Klahr, moderada por Lilia Vélez Iglesias, también participó el senador, Javier Corral.

La clausura del foro de derechos humanos de la Ibero se llevará a cabo este viernes, con la entrega del premio Tata Vasco, que se entrega a personas u organizaciones destacadas en la promoción y defensa de derechos humanos.

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Al iniciar el segundo día de actividades, el escritor uruguayo Raúl Zibechi habló de cómo la óptica de los derechos humanos no debe descuidar el modelo económico donde se desarrolla.

El intelectual planteó que las profundas violaciones a los derechos humanos son el resultado de un sistema económico de explotación, situación que se radicaliza en América Latina, donde se vive un neocolonialismo, explicó Zibechi, citando al teórico Aníbal Quijano.

El capitalismo hoy funciona como neocolonialismo. Porque todos los derechos están cuestionados. En este período de la humanidad la violencia se ha convertido en la principal forma de modelar el mundo y si la violencia es la principal forma de modelar el mundo, quiere decir que los derechos están en cuestión.

Nunca antes tuvimos tantos derechos como ahora. Pero se cumplen menos que antes, señaló Zibechi.

El conferencista planteó que el capitalismo se desarrolla por el robo: “Vivimos un período por acumulación por robo, como dice David Harvey. El período actual del capitalismo implica un cierto Estado. Si la economía consiste en el despojo a los demás. Eso debe tener un aparato que lo avale. Vivimos un período de violencia institucional. Todo lo que hablemos sean las formas sociales, debería ser pasado el cernidor, por el tamiz, lo que Franz Fanon, la zona del ser y la zona del no ser.

”Como buen luchador, aquella parte del mundo que le llamó zona del ser, donde la humanidad es respetada, donde la regulación, donde la emancipación es parte de los procesos naturales, en donde la humanidad de las personas no es respetada.

”Vivimos en un período neocolonial las personas que están debajo de la línea de lo humano son víctimas son objeto de políticas represivas permanentemente de violencia. En la zona del ser la violencia es la excepción y en la zona del no ser la violencia es la regla.

”Cuando decimos en México, Argentina, Uruguay esa violencia se manifiesta de forma totalmente distinta pero me parecía bien desde el punto conceptual establecerlo. En Argentina, como es muy caro el GPS, los aviones que fumigan y usan agroquímicos no tienen GPS, ponen niños de menos de 10 años con una banderita para que el piloto no se salga de la línea, fumigan directamente sobre los niños. El conflicto social es el principal revelador de la realidad social”.

Durante el segundo día de actividades, el escritor y pensador uruguayo Raúl Zibechi impartió la conferencia “Violencia estatal, derechos humanos y procesos autonómicos”. Ahí, Zibechi afirmó que son principalmente los gobiernos progresistas —en su mayoría sudamericanos— los que han incorporado en su discurso el respeto a los derechos humanos, ante la gran onda de protestas que se dan en América Latina. “Tenemos Estados débiles y multinacionales enormemente poderosas. Las empresas trasnacionales están desarrollando este modelo de acumulación por desposesión, Monsanto en el campo, la extracción minera y otras industrias extractivas despojan de la tierra y de los recursos a los pobladores”, expresó Zibechi.

Asimismo, aludiendo a Marx, señaló que la realidad se puede leer a través de los conflictos sociales, sin embargo, los derechos humanos no se pueden gozar sin que se tenga el poder de cambiar la realidad. “Pero tener derechos y no tener poder no es nada. Hay que seguir saliendo a las calles a reclamar los derechos, pero sin desarmar la comunitariedad que les da origen, la que sí podemos controlar”, enfatizó Raúl Zibechi.

El escritor de territorio en resistencia, cartografía política de las periferias urbanas latinoamericanas, explicó cómo el espacio representa la desigualdad.

“La desigualdad no se combate con políticas sociales. Las zonas del ser y del no ser son más distantes que nunca. Cierren los ojos los que sean de esta ciudad, vean la ciudad de Puebla, la distribución espacial que tenía y la que tiene hoy.

”Aquí en Puebla, por la vía de los hechos, se está construyendo un barrio fortaleza, como éste —la Ibero se encuentra en la zona de Angelópolis—, donde viven las clases acomodadas, las explotadoras y las expoliadoras, las que roban, matan o gobiernan, por la vía de los hechos vamos a una refeudalización poscapitalista, entonces como viven los más ricos es totalmente diferente de como viven los pobres”, señaló Zibechi.

En este mismo sentido, reconoció que existen poderes distintos al poder del Estado, tales como los movimientos sociales. “La experiencia del movimiento popular demuestra que esos poderes existen, la comunitariedad del poder femenino, por ejemplo, crea territorialidades y poderes, no estatales y autónomos”.

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El primer panel del día, “Las reformas energéticas y laborales desde una mirada de los derechos humanos”, estuvo a cargo de Angelberto Martínez Gómez y Raymundo Espinoza Hernández. Ellos analizaron los impactos que tienen las reformas estructurales y las condiciones para garantizar los derechos humanos en México. De igual manera, explicaron que el paquete de reformas enviado por el presidente Enrique Peña Nieto permite el establecimiento de marcos de negociación, particularmente aquellas que tienen que ver con los hidrocarburos y energía eléctrica.

Ambos ponentes coincidieron en la vulneración de los derechos sociales que estas reformas traerán consigo a los propietarios del uso del suelo, pero también a los consumidores finales, que verán en la práctica cómo se incrementarán los precios de los servicios de energía eléctrica, por un lado, y cómo se reducirán los ingresos del Estado para obras sociales por el otro.

Simultáneamente, se realizó el panel “Reforma penal y derechos humanos: Prácticas y retos para el acceso a la justicia en México”, en el que Edgar Cortez Morales, del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia, mencionó que en 2008 se aprobó la reforma constitucional para crear un Nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio, el cual deberá implementarse en todos los estados de la República a más tardar en 2016, siendo Puebla la excepción, pues este sistema entrará en vigor a partir del mes de noviembre del presente año.

Sin embargo, como parte de los retos para la implementación de este sistema, señaló que el proceso de implementación no ha sido del todo transparente, muestra de esto es que actualmente no se sabe cuánto costará la implementación tanto en el ámbito federal como en cada entidad, y aunque para 2015 se tienen presupuestados por parte de la federación la aplicación de más de mil millones de pesos tampoco se sabe con precisión cómo serán distribuidos exactamente estos recursos.

Por su parte, Guillermo Zepeda Lecuona señaló que en México el uso de la prisión es excesivo, por lo que de cada 100 casos que se resuelven 45 resultan en la prisión de alguna de las partes. Lo mismo sucede con el abuso de la prisión preventiva y señaló que la tasa promedio nacional de hacinamiento en las cárceles mexicanas es del 127 por ciento, contexto que genera y sostiene graves problemáticas para la población interna, tales como violencia, autogobierno, “genocidio carcelario”, problemas de servicios de salud, entre otras graves condiciones inhumanas.

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Por la tarde, el periodista mexicano Marco Lara Klahr desglosó el funcionamiento de los medios de comunicación en torno al fenómeno de la seguridad.

Lara Klahr advirtió el peligro que corren los periodistas, reporteros y fotógrafos cuando las empresas de comunicación deciden imponer una línea para ganar audiencias o lectores a cómo de lugar.

“Se ha pasado de la nota roja al infoentretenimiento”, acusó Marco Lara Klahr.

La industria de las noticias es un acto en México que ha generado un entorno de violencia simbólica y los periodistas actuamos como antena de transmisión de la violencia simbólica, no física, es decir, aquella que permite al dominador someter ideológicamente al dominado. Eso está en el discurso y el enfoque de la nota roja y del infoentrenimiento son efectos de la violencia simbólica.

Lara señaló que los medios se han vuelto ”tribunales paralelos” en donde se dirime la justicia en el espacio mediático y no en el espacio procesal.

Además, los medios de comunicación han contribuido a crear una narrativa de la violencia cambiando las palabras para referirse a los fenómenos de inseguridad.

Ya no hablamos de ciudades, sino de “plazas controladas”, lo que “normaliza” la violencia.

Hay precariedad en la rendición de cuentas de los propios medios de comunicación, el tratamiento y la agenda de las empresas periodísticas son corresponsables de la violencia en contra de periodistas”, advirtió Lara Klahr.