Las madres de los desaparecidos relataron la tragedia que viven para buscar a sus hijos, esposos y hermanos porque la justicia mexicana se niega a buscarlos.

El dolor y el amor se unen, relataron las madres de familia, quienes dieron su testimonio.

“Somos la cara de miles de familias que andan en búsqueda de nuestros familiares.

”El genocidio de los jóvenes que no encuentran en Ayotzinapan”, así calificó esto, que es un proyecto de vida hasta encontrarlos.

Las voces de las mujeres, madres, esposas y hermanas de los desaparecidos se dejaron escuchar en la Universidad Iberoamericana en el cierre de décimo primer foro de los derechos humanos, realizado en la universidad privada.

Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en México (Fundem) comenzó cuando 13 familias buscaron a 25 personas desaparecidas en Saltillo, Coahuila. Pero poco a poco las mujeres, madres y familias que buscan a sus hijos desaparecidos se fueron encontrando por todo el país hasta reunir a 120 familias que hurgan en hospitales psiquiátricos, intentan hallar a 400 personas desaparecidas.

La mayoría de las personas desaparecidas eran jóvenes de entre 19 y 35, pero también hay mujeres, jóvenes y menores de edad en la lista.
La entrega del premio se volvió un acto para la memoria, el dolor y la esperanza. Las mujeres de Fundem, algunas con lágrimas en los ojos, con el sentimiento del dolor, exigieron, cada una de ellas, el regreso de sus familiares desaparecidos.

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La entrega del premio de derechos Humanos Tata Vasco fue el momento más emotivo de la mañana del viernes en el cierre del foro de derechos humanos organizado por la Ibero Puebla.

El rector de la Universidad Iberoamericana Puebla, Fernando Fernández Font, entregó, a nombre de los rectores de las universidades confiadas a la Compañía de Jesús en México, el premio Tata Vasco 2014 al movimiento Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en México, reconocimiento que consiste en una estatuilla representativa y 100 mil pesos en efectivo. Todo ello en el marco de la clausura del décimo primer foro de derechos humanos del sistema universitario jesuita, “Derechos Humanos y Acceso a la Justicia: la dignidad de las personas frente a las formas del poder en México”.

El rector Fernando Fernández apuntó que el reconocimiento Tata Vasco se entrega cada dos años con el fin de estimular el trabajo de las organizaciones de la sociedad civil que sobresalen por su compromiso en favor de la defensa y promoción de los derechos humanos. “En esta ocasión, los rectores del sistema universitario jesuita, red de Universidades de la Compañía de Jesús en México, decidimos otorgar el décimo primer reconocimiento Tata Vasco al movimiento social Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en México”.

El padre Fernández Font aseveró que entregar este premio representa para el sistema universitario un honor, pues representa el testimonio de aquello que nos mueve, aquello por lo que luchamos, aquello en lo que creemos: la sana convivencia entre los pueblos, la posibilidad de que toda persona viva con dignidad y participe activamente en el bien común, y la creación de mejores y más justas condiciones para todos. “Este reconocimiento es una muestra de la coherencia que buscamos con los valores que nos constituyen y los ideales que nos dan sentido”.

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María Eugenia Sánchez Díaz de Rivera planteó que no se trata solamente de la criminalización de le protesta social, sino del genocidio del descontento social, señaló que los actos de represión en nuestro país intentan hacer un genocidio de la esperanza.

Fernando Fernández Font señaló que la función de la universidad debe ser reprender las condiciones de injusticia en la sociedad, señalando que la Ibero busca ser una universidad histórica enraizada en la realidad. No vale la pena dar capacitación para sostener las estructuras injustas de nuestra sociedad, insistió el religioso de la orden de Jesús.

Fernández Font afirmó que la universidad busca cambiar la realidad de los excluidos y permite que esta misma realidad se vincule con los procesos institucionales entrando al corazón de la universidad desde la opción preferencial por los más pobres.

“Es un honor entregar este reconocimiento que representa aquello que nos mueve. Muestra más de los valores que nos constituyen. Nos sentimos complacidos pues su labor inspira nuestro compromiso”.

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El rector de la Ibero entregó la presea a la señora María Esther Contreras, representante de Fundem.

Las consignas cimbraron el auditorio Ellacurría.

“Vivos se los llevaron, vivos los queremos”, corearon las mujeres.

“Por qué los buscamos”.

”Hijo, escucha, tu madre está en la lucha”.

“¿Dónde están, dónde están, dónde están nuestros hijos?”, se escuchó como si fuera un taladro de esperanza y de dolor.

”Ahora, ahora, se hace indispensable la presentación con vida y castigo a los culpables, porque se los llevaron, porque los amamos; vivos se los llevaron, de norte a sur, de este a oeste buscaremos nuestros hijos, cueste lo que cueste”.

En su mensaje a los asistentes al foro, la señora María Esther Contreras contó el sufrimiento de quienes pierden un familiar y éste se encuentra en calidad de desaparecido: “Sufrimos el aislamiento de mucha gente como si fuéramos unas leprosas. No nos esperábamos la respuesta de que dejáramos de buscarlos y sus frases lastimosas que nos daban.

”Lo que lacera, lo que duele es el desinterés y las ofensivas respuestas de funcionarios en Procuradurías y Ministerios Públicos: ‘Seguramente anda con la amante’. ‘Se fue al otro lado y usted no se dio cuenta’. ‘Se anda escondiendo, pues ¿qué hizo?’. ‘Se fue con el novio’. ‘Dígame, ¿usted lo mandó matar?’”.

“Seguiremos buscando su presencia con vida”, afirmó Esther Contreras.

Contreras, a nombre de Fundem, señaló que en muchos casos los desaparecieron funcionarios y que en el andar buscando entre los pasillos de las procuradurías de no justicia, en los hospitales, en las cárceles “nos fuimos encontrando a otras familias de otros lugares del país”.

La representante de Fundem contó que, a diferencia de las mujeres mexicanas, las mujeres migrantes que buscan a sus familiares desaparecidas en México son complemente ignoradas: “A ellas ni siquiera les han querido tomar sus denuncias. Un tipo de sellos que les pusieron a nuestros desaparecidos”.