El arzobispo Víctor Sánchez Espinosa se ofreció como mediador en el conflicto de Chalchihuapan y pidió no haya más detenciones al reconocer que la población vive en el temor.

Durante la conferencia de prensa en la que también se refirió al tema de Ayotzinapa, dijo que la Iglesia de Puebla podría ser mediadora entre el gobierno estatal y los habitantes de la junta auxiliar de San Bernardino Chalchihuapan.

Víctor Sánchez Espinosa dijo que el conflicto sigue latente debido a la inconformidad de algunos ciudadanos que perciben que no se han reparado los daños ocasionados el 9 de julio, en un operativo policial que cobró la vida del menor José Luis Tehuatle.

El líder de la grey católica en Puebla se dijo dispuesto a mediar entre las partes; e incluso, señaló que tiene pactada una reunión con los habitantes de Chalchihuapan, para que, en su misión de pastor, trate de evitar más brotes de violencia en ese lugar, pues además de un conflicto político, se tiene un problema por templos religiosos.

Reconoció que a la autoridad estatal todavía le falta para cumplir las recomendaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), pues la reparación de daño a las víctimas no es suficiente con una despensa, como acusó uno de los afectados del operativo.

Refirió que el diálogo es la mejor alternativa en la comunidad, lo mismo que la atención a la salud de las víctimas (que son ocho), así como evitar más detenciones, pues recientemente se encarceló a seis personas con el argumento de que fue en cumplimiento de una recomendación de la CNDH.

Comentó que en los próximos días se reunirá con un grupo de personas afectadas de la junta auxiliar.

Aclaró que ya sostuvo acercamiento con ellos y lo que le piden es que haya tranquilidad, e indicó que la gente del lugar es buena y se espera que con el diálogo se solucionen los problemas

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En el tema de la violencia en el país, el arzobispo se solidarizó con las familias de los 43 desaparecidos de la Normal Rural de Ayotzinapa, pues desde el 26 de septiembre se desconoce su paradero.

El ministro leyó en la misa dominical el manifiesto de la Conferencia del Episcopado Mexicano acerca de los momentos de violencia que vive la región: 

“Con profundo dolor ante los reprobables acontecimientos sucedidos en Ayotzinapa, Guerrero, unimos nuestra voz a lo ya expresado por los Obispos de la Provincia de Acapulco, de la Comisión Episcopal de Pastoral Social y muchos más, para manifestar nuestra solidaridad a los familiares de los 43 normalistas desaparecidos, por quienes hemos orado insistentemente a Dios.

”Al tiempo de expresar nuestra preocupación por toda forma de violencia, corrupción, actividad ilícita, nexos con el crimen organizado e impunidad, hacemos un llamado a las autoridades a redoblar esfuerzos para encontrar a los estudiantes desaparecidos, sancionar a los culpables y hacer prevalecer el estado de derecho, a fin de garantizar la seguridad y una vida digna a todos los mexicanos y mexicanas.

“La situación de los desaparecidos y el sufrimiento de sus padres, madres y familiares merecen acciones eficaces y respeto. Por eso, exhortamos a las fuerzas políticas y a la sociedad en general a actuar con responsabilidad y no lucrar políticamente con esta desgracia, ni convertirla en bandera para causar daños a terceros o provocar desestabilización, lo que alejaría aún más la necesaria justicia, equidad, seguridad y paz que México requiere para alcanzar un desarrollo del que nadie quede excluido.

”Invocando la intercesión de Santa María de Guadalupe, rogamos a Dios que bendiga a los jóvenes desaparecidos, fortalezca a sus familias, ilumine a las autoridades, convierta a los que hacen el mal y dañan a tantas personas, y nos asista a todos para que, unidos en la legítima diversidad, hagamos lo que nos corresponde en la construcción de una nación mejor. Por México, ¡actuemos!”.

Indicó que en su caso hay tres peticiones en el caso de Guerrero: que aparezcan con vida los estudiantes, que haya diálogo para la solución de los problemas y que haya justicia, porque se cometió un delito.