La frustrada coalición entre el PAN y el PRD deja en la orilla o con dificultades las aspiraciones de varios candidateables del morenovallismo.
La apuesta del morenovallismo para obtener un buen posicionamiento en las elecciones del próximo año consistía en la conformación de una coalición electoral de largo alcance.
Antes de la caída de la coalición PAN-PRD, las posibilidades combinatorias le abrían la posibilidad a varias cartas del grupo gobernante local.
Ahora, con los partidos divididos, el morenovallismo deberá ir por una estrategia donde reparte a sus candidatos en distintos partidos para no perder sus amarres con la dirigencias nacionales del PAN, PRD, Panal y hasta con Movimiento Ciudadano, o simplemente le apuesta a la marca PAN, la mejor posicionada de las “marcas-partido” anteriores.
Pero de seguir una estrategia electoral monopartidista, varios aspirantes no podrán ir fortalecidos a través de una coalición multipartidista.
En la capital del estado los aspirantes panistas, o por lo menos abiertamente panistas, son mujeres como la exdiputada Angélica Ramírez; Genoveva Huerta, del grupo de Blanca Jiménez, y la exdiputada, Denisse Ortiz.
Otros dos aspirantes mencionados que se han promocionado en espectaculares son Ángel Trauwitz Echeguren y Xavier Albizuri. Ángel Trauwitz Echeguren no aparece en el registro nacional de miembros del PAN. Tampoco aparece en el registro nacional Xavier Albizuri. Tampoco José Domingo Esquitín Lastiri, actual diputado local, y a quien se menciona como posible aspirante por Xicotepec.
Las cartas morenovallistas en el blanquiazul son varias: Mario Alberto Rincón González es miembro del PAN desde septiembre del 2012, quien también se ha venido promocionado en espectaculares.
También se menciona al actual legislador local Miguel Ángel Huepa para el distrito de San Andrés Cholula, quien ha hecho promoción en su distrito; a Rubén Garrido, quien iría por el distrito de San Martín Texmelucan; Salvador Escobedo para el distrito de Atlixco; a la diputada local Rocío Aguilar Nava, que nuevamente sería postulada por el distrito de Acatlán. Posiblemente, el exdiputado Miguel Cazares, por Izúcar de Matamoros; el exalcalde de Tehuacán Eliseo Lezama iría por uno de los distritos de Tehuacán. María del Rocío Aguilar Nava es miembro del PAN desde el 2011.
Ninguno de estos aspirantes tendría problemas con su vinculación partidista puesto que son militantes panistas, algunos de ellos militando en el PAN desde el 2004, como Eliseo Lezama. Las posibilidades para impulsar a funcionarios locales de afiliación perredista y llevarlos a San Lázaro se complican sin una coalición electoral.
La única carta fuerte que podría tener el perredismo es el aún secretario de gobernación, Luis Maldonado Venega, quien se afilió apenas el 14 de mayo de este año, en una ceremonia en la que fue investido como perredista por la dirigencia nacional del PRD, entonces encabezada por Jesús Zambrano. En el mismo caso se encuentra el actual secretario de Educación, Jorge Cruz Bermudez. Cruz Bermudez es otra carta morenovallista en el juego de las diputaciones.
El morenovallismo también tiene posiciones y compromisos. El actual diputado local por Zacapoaxtla y el dirigente del Panal, Gerardo Islas, es otra figura que podría ser candidato, pero sin el “blindaje” de una coalición electoral.
El comparativo electoral
En las elecciones federales del 2012, los candidatos panistas ganaron cuatro de las 16 diputaciones en disputa. Mientras que la coalición PRI-PVEM obtuvo 12 posiciones. En términos comparativos, para darse una idea de lo que representa que los candidatos del PAN vayan sin coalición, citando datos del PREP del 2 de julio del 2012, los candidatos a diputados panistas alcanzaron 685 mil763 votos, mientras que los candidatos a diputados del PRI-PVEM alcanzaron 814 mil 278 votos. Es decir, al sumar la votación final de candidatos a diputados federales de diferencia entre el PRI-PVEM y el PAN fueron 128 mil 515 votos favorables al PRI.
El PAN solamente perdió una diputación en la capital, demostrando que la ciudad de Puebla y su zona metropolitana son un bastión para los candidatos no priistas.
Aunque en dicha elección tanto el PAN como el PRI quedaron rezagados al segundo y tercer lugar en la competencia presidencial en las diputaciones federales, el escenario le fue favorable al PRI.
En la elección local del 2013, el morenovallismo le apostó a la fórmula de las coaliciones electorales. Con modificaciones a la Ley Electoral, aprobadas por los diputados priistas, el PAN hizo una megacoalición con el PRD, Partido Nueva Alianza, además de los partidos locales, PSI y Compromiso por Puebla. Además, en algunos municipios el PAN también sumó al Partido Movimiento Ciudadano. De nueva cuenta, la elección local del 2013 demostró la eficacia de la mega-coalición para derrotar a un desarticulado y cooptable priismo.
Cabe señalar que para la elección del 2013 la coalición morenovallista Puebla Unida ganó 22 distritos electorales por el principio de mayoría relativa en el Congreso, mientras que la coalición PRI-PVEM apenas ganó cuatro diputaciones por mayoría relativa. En términos numéricos, la coalición Puebla Unida tuvo 928 mil 639 votos. La coalición PRI-PVEM obtuvo 829 mil 785 votos. Es decir, la diferencia entre la votación total de candidatos a diputados fue favorable a favor de la coalición morenovallista con apenas 98 mil 854 votos frente a los candidatos priistas, con todo e ir en coalición, de acuerdo a los datos del 30 de octubre del 2014 de la página web del Instituto Estatal Electoral (IEE).
En esta elección federal, el grupo de Casa Puebla tendió lazos con las dirigencias nacionales del PAN, primero con Gustavo Madero, a quien el panismo morenovallista, encabezado por Rafael Moreno Valle, impulsó, luego con Ricardo Anaya; y también respaldó a la dirigencia del PRD, que se renovó llevando a la cúpula perredista al integrante de Nueva Izquierda Carlos Navarrete.
El gobernador de Puebla fue acusado por los opositores de Gustavo Madero de ocupar recursos públicos para beneficiar al candidato a la dirigencia nacional del PAN del grupo de los gobernadores.
Las votaciones, que se desarrollaron el 18 de mayo, favorecieron a Gustavo Madero Muñoz. Y le dejaron un amplio margen de negociación a los gobernadores del PAN que respaldaron a Madero Muñoz: Guillermo Padrés, de Sonora; Rafael Moreno Valle, de Puebla, y Francisco Vega, de Baja California.
En el caso del Partido de la Revolución Democrática (PRD), el gobernador de Puebla también le apostó a la continuidad del grupo de Nueva Izquierda. Nueva Izquierda en Puebla, grupo que domina en el PRD, siempre se ha mostrado proclive a los gobernadores de este estado. En el sexenio pasado, Nueva Izquierda respaldó en el Congreso del estado a Mario Marín Torres. Los integrantes de esta corriente acudían, sin pudor alguno, a las fiestas de los políticos del PRI a la gubernatura y evitan cualquier crítica al gobierno estatal.
En el actual sexenio, Nueva Izquierda y el grupo del senador Luis Miguel Barbosa, quienes respaldaron en la contienda electoral a Rafael Moreno Valle en el 2010, se han mimetizado con el PAN, aprobando iniciativas como la privatización del sistema operador del agua, la figura de los Proyectos de Prestación de Servicios (PPS), la entrega de subsidios a la fundación Teletón y hasta la polémica “ley Bala”.
Hasta hace unos días, la dirigencia del PRD, encabezada por la economista Socorro Quesada, apeló a su dirigencia nacional para que aprobara una coalición entre el PAN y el PRD en el estado de Puebla, para las elecciones federales del próximo año.
Sin embargo, el PRD navega contra la corriente. El perredismo se enfrenta con dos fantasmas: el atractivo que representa para el votante leal de izquierda el emergente partido Morena, formado por experredistas como Andrés Manuel López Obrador; por si esto fuera poco, el PRD se enfrenta a la mancha de ser el partido de izquierda que postuló a José Luis Abarca, alcalde de Iguala (Guerrero), quien ordenó la represión en contra de 43 estudiantes de la normal Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa.
En el mundo entero se han dado las protestas en contra de la represión, y entre las “víctimas” políticas de esta crisis que vive el país se encuentra el PRD. Frente a este escenario, la dirigencia encabezada por la perredista Socorro Quesada y el expriista y expanista Carlos Martínez Amador enfrentará la posibilidad de que el PRD en Puebla baje hasta un dígito en su votación.