El aspirante a candidato independiente Jorge Torres Ríos lucha contra la corriente. Sin la “estructura” ni los recursos propios de los partidos políticos, el profesor universitario y consultor en diseño necesita reunir 6 mil firmas en su distrito.

Pero, a diferencia de los “políticos profesionales” de los partidos políticos que cuentan ya sea con el respaldo de padrinos políticos o dobletean sus sueldos de funcionarios públicos o diputados para “hacer política”, Torres Ríos combina sus labores académicas con las visitas casa por casa en busca de las firmas.

Por si esto fuera poco, Torres Ríos enfrenta la falta de difusión del Instituto Nacional Electoral (INE) a las candidaturas independientes y al propio proceso electoral.

“Mucha gente ni siquiera conoce que va a ver elecciones en julio de este año ni que se renueva el Congreso federal”.

La falta de difusión por parte del Instituto Nacional de Elecciones (INE) sobre la existencia de las candidaturas independientes preocupa a los candidatos ciudadanos, porque al momento de solicitarles a los electores simpatizantes de su distrito una fotocopia de su credencial de elector para que los candidatos puedan sustentar su registro los ciudadanos cuestionan esta práctica y desconfían de dicha acción.

Hasta el momento, estima Torres, los candidatos ciudadanos llevan cerca del 30 por ciento de las firmas requeridas por el INE para su registro.
Para responder la falta de difusión sobre las candidaturas ciudadanas, los aspirantes a candidatos ciudadanos han creado sitios de internet como “cipodemos.org”.

Los candidatos sin partido

A finales de noviembre, cuando salió la convocatoria para el registro de los aspirantes a candidatos ciudadanos, estos ciudadanos sin partido enfrentaron el primer obstáculo: encontrar un notario que quisiera registrar sus asociaciones civiles, cuyo propósito explícito era la de las candidaturas ciudadanas.

Ya con la asociación civil en la mano, les tocó a los aspirantes a candidatos independientes ir al SAT y tramitar ante el RFC de la sociedad civil.

Pero era la temporada en que ya no había citas por Internet y solamente se hacían cinco citas diarias no agendadas con anticipación. De ahí, con acta constitutiva y RFC, tenían que tramitar una cuenta bancaria que los bancos tardaban hasta cuatro días en abrir, pero las cuentas debían tener un monto mínimo de 20 mil pesos.

A esto había que sumarle el trámite ante notario de la sociedad civil, que oscila entre los 8 mil y los 10 mil pesos. Es decir, si un sólo ciudadano levanta la mano y por sí sólo quiere inscribirse para ser candidato ciudadano a diputado, pues ya se gastó unos 30 mil pesos.

“El 24 de diciembre, alrededor de 13 horas yo estaba metiendo los papeles para lograr el título de aspirante a candidato ciudadano. El día 29, el INE me dio el aval y oficialmente soy aspirante a una candidatura por la diputación del distrito 11. Nosotros tenemos todo enero y hasta el 27 de febrero para conseguir 5 mil o 6 mil firmas que respalden que tú vas por la diputación y sólo así se lograría la candidatura a la diputación”.

En su incursión como candidato ciudadano, Torres cuenta: “La verdad ha sido muy difícil. Tenemos una de las democracias más caras del mundo. Y el INE goza de recursos públicos pero me llama la atención que no invirtió en una campaña que diera a conocer al ciudadano lo que son las candidaturas ciudadanas y que los aspirantes iríamos a solicitar la firma para el apoyo de las mismas: la gente ignora todo esto que es posible e ignora que el INE las avala y que el INE pide como un requisito que las candidaturas ciudadanas necesitan, además de las firmas de los ciudadanos, fotocopia de las credenciales de elector de frente y por atrás.

”Pero la gente ignora todo esto porque el INE no lo difundió. Esto no es posible. La gente lo ignora. Ya cuando convencemos a los ciudadanos de nuestro distrito. Lo primero es que la gente nos dice no sabía; déjame documentar y quizás después te firme. Y bueno, las personas que quedan convencidas de lo importante de la candidaturas ciudadanos pues pierden confianza.

”¿Y yo cómo se que sí es para eso? Yo como aspirante, entre tanto de pedir credenciales, si la gente me firme sin fotocopia frente y vuelta, ya complica todavía más el acopio de las 6 mil firmas, y esto es sólo para ser candidato ciudadano, es uno de los principales problemas”.

Los problemas de la recolección de firmas

Torres señala: “Ni yo ni ninguno otro candidato, que somos seis en la ciudad, y otros que están en el país, me refiero a los que son ciudadanos auténticos y otros que van de manera independiente pero que ya han estado en partidos políticos y ya gozan de la estructura política. Pero si eres un ciudadano, la verdad está muy complejo. La gran mayoría de los aspirantes a candidatos ciudadanos apenas llevan un 30 por ciento de las firmas, en el mejor de los casos”.

El aspirante a candidato ciudadano señala: “Muchos ciudadanos que están hartos de los partidos y que están conscientes de que el modelo de gobierno a través de los partido ha fracasado y que necesitamos una nueva opción del valor de que un ciudadano recupere el Congreso ha sido una buena noticia. Es un mercado que todavía que está desconfiado, que quiere tener más información.

”La verdad es que las candidaturas ciudadanas sí están abiertas en la propuesta, pero en la logística está cerrada con ganas de que no lleguen. Y en el caso de que logremos la candidatura, no gozaremos de los mismos privilegios, no podremos tener los mismos tiempos en medios electrónicos ni no tendremos los mismos recursos”.