Un año transcurrió de la muerte de José Luis Alberto Tlehuatle Tamayo y su madre Elia Tamayo llora del mismo modo, con una mezcla de tristeza e ira, sin dejar de clamar por justicia.
Pero a pesar de que el dolor es el mismo, Chalchihuapan ya no. Es notorio un resquebrajamiento del movimiento.
Grupos tratan de controlar todo, desde los pasos, hasta la voz de doña Elia Tamayo, quien sigue en su profundo dolor por la pérdida de su hijo mayor.
Justamente hace un año, el 19 de julio de 2014, recibió la noticia de la muerte de su pequeño de 13 años de edad. Un año transcurrió, tiempo en el que para Elia Tamayo la justicia no ha llegado.
La misa católica celebrada en conmemoración del primer aniversario del fallecimiento, congregó a cerca de mil personas en la plancha de la presidencia municipal de San Bernardino Chalchihuapan.
Entre los asistentes estuvieron al menos 10 presidentes de distintas juntas auxiliares, pero ninguna figura política de Puebla. Fue una conmemoración del pueblo para José Luis.
El niño falleció diez días después del enfrentamiento entre pobladores de Chalchihuapan y elementos de la Policía estatal, en el desalojo de la autopista Puebla- Atlixco que mantenían tomada.
Finalmente, tras una investigación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) se determinó que José Luis falleció por un fuerte golpe de un proyectil arrojado por los uniformados.
Hasta la fecha, no hay un solo detenido por la muerte del niño, únicamente un policía procesado, acusado de homicidio imprudencial, el cual obtuvo su libertada al pagar una fianza.
En tanto, tres pobladores, entre ellos el entonces presidente auxiliar Jairo Javier Montes Tamayo, siguen en prisión sin oportunidad de ser liberados bajo caución.
La conmemoración
Desde la víspera en el mismo lugar, centenares de pobladores velaron la cruz blanca con letras doradas que resguarda la tumba del pequeño en el panteón de la localidad.
Niños recibieron a la gente con vasos de café y pan de dulce que se regalaban a todos los asistentes, vasos que fueron la muestra de la solidaridad de que un pueblo mostró hacía Elia.
Los asistentes fueron variados, desde personas de la tercera edad, la mayoría mujeres con rebozos cubriendo la cabeza, hasta niños, entre ellos los compañeros de escuela de José Luis.
Para celebrar la eucaristía, el padre Javier Solís Montero, llegó desde la junta auxiliar de Chipilo.
En su sermón, Solís Montero señaló que para ir venciendo los males sociales de nuestros tiempos se debe vivir en la unidad.
Además, pidió el consuelo y paz para la señora Elia, así como velar por los derechos humanos de toda persona, para caminar con dignidad.
Luego de la eucaristía, en una procesión al panteón, se demostró aún más su apoyo a la madre de otras cuatro pequeñas, la que agradecía con leves sonrisas.
Al pie de la tumba se hicieron rezos y canticos religiosos, donde Elia Tamayo, cubierta con un rebozo, no pudo contener más las lágrimas al mirar el montón de tierra.
Así el sepulcro quedó tapizado de flores, en medio del llanto no solo de su madre, sino de algunos asistentes, y de familiares quienes conocieron de cerca a José Luis.
El botín
Pareciera que Elia Tamayo, se ha convertido en el botín más preciado de Chalchihuapan para el grupo que trata de controlar desde sus pasos, hasta su voz.
Fue muy notorio que activistas y pobladores no comulgan con los ediles auxiliares.
Ahora, encabezados por Araceli Bautista, madre del expresidente auxiliar Javier Montes Bautista, detenido en el penal de San Miguel, tratan de controlar cada movimiento.
Justo al término de la misa, Salomé Pacio, edil auxiliar de Tlamapa, pueblo vecino, tomó el micrófono para lanzar un mensaje de solidaridad y seguir condenando la muerte del niño a manos de policías estatales de Puebla.
Pero no había terminado el discurso, cuando Araceli Bautista trató de cortarlo al acercarse a Elia Tamayo, para decirle que ya se fueran, al mismo tiempo de ordenar que levantaran todo, la cruz y veladoras.
En tanto, Salomé Pacio seguía su discurso, a unos pasos una mujer de edad avanzada y Elia Tamayo le respondieron a Araceli que tenían que esperar para hacer oraciones.
Así, Araceli no tuvo más remedio que esperar unos minutos más, mientras acababa el discurso político.
Pero el control que pretenden hacia Elia Tamayo es tal, que también trataron de evitar que fuera entrevistada por reporteros, con el argumento que estaba de duelo.
Sin embargo, minutos más adelante, sin ningún problema, accedió a dar unas palabras a los representantes de los medios de comunicación.
Araceli ha apoyado en los últimos días a Alejandro del Castillo, a quien se conocía no solo vocero del movimiento, sino como asesor legal de los presos políticos.
Todo a pesar de que su propio hijo Javier Montes, en los últimos días, emitió dos cartas en la que no solo se deslinda de Alejandro del Castillo, sino que lo acusa hasta de traición.
Ese mismo pueblo de Chalchihuapan que arropó a Elia Tamayo, ahora por medio de mantas, espantaron a Alejandro del Castillo para que no asistiera.
Todo por estar acusado de traición e infiltrado del gobierno, luego de que se había convertido en el vocero y asesor principal del movimiento de Chalchihuapan.