Calaveras intolerantes
Estaba la muerte poblana
tarareando una tonada
parecía una sinfonía
lo que la muerte entonaba
vuelta en su barroquismo
hacia la Puebla espiritual
la parca se espantaba
de tanto concreto infernal
En el averno poblano
licitaban estadios y puentes
a unos los embellecían por fuera
y a otros los hacían por dentro
Al estadio le quitan su nombre
al siglo veintiuno también,
la Estrella de oropel millonario
y Teleférico para el edén
Con placer monomaniaco
se reconstruye la ciudad
aunque electo para gobernador
más bien le gusta ser alcalde
Por los aires vuela el góber
en su Agusta de lujo;
los pagaron los impuestos
de poblanos hacendosos.
Surca por los cielos locales
en su aeronave onerosa
alejado de los baches
y de las combis deficientes.
Conocer a Puebla desde el aire
trae demasiadas ventajas
en un santiamén recorre
la república mexicana
apoyando a sus candidatos
sin preferencias partidistas:
unas sombrillas para acá,
bultos de cemento por acá
Ya soñaba con los Pinos
desde su Agusta adorado
aunque Mitofsky decía
hasta el Peje le ganaba.
A la Parca vio llegar
con las encuestas en mano
unas decían que sí
otras que era temprano
Hasta que el PAN decidió
con Anaya y sus amigos
hacerlo presidenciable
con apoyo de Televisa
A la flaca le falló
el pronóstico negativo
porque ante tanta violencia
ya se acabaron los votos.
Ante las urnas vacías
la parca cantó victoria
ni Peje ni Margarita
ni Osorio Chong ni Beltrones
La gente se rebeló
ante el dispendio horroroso
ni PRI ni PAN ni Morena
ni Panal ni Broncos
Ante el voto panteonero
no alcanzaron las despensas
los mapaches del averno
comprar votos no pudieron
El abstencionismo ganó
como en las buenas batallas
así que la muerte se llevó
a sus dominios infernales
a tanto inútil partido
y a independientes comparsas
que colman hoy el averno
tratando de comprar los votos.
Porque en el infierno maldito
no hay lugar para el INE
ni para OPLE comprados
ni magistrados chorlitos.
Hoy en el panteón se canta
una endecha electoral
muchos chambistas quedaron
en la orfandad total.
Miles de diputados
gordos y levantadedos
otros flacos inescrutables
añoran su buena dieta.
Anhelan recursos públicos
los chupasangre presupuestal;
ni asesores ni viáticos aéreos
ni chofer ni guardaespalda
En San Lázaro votaban
esos muertos vivientes
brincapuestos y chapulines
que pululan con sus huestes
En elecciones compran los votos
compran casillas completas
y de plano si ya no ganan
ganan al caerse el sistema.
Pero la parca emitió
un decreto final
a esos diputados chupavida
a la loza hay que llevar.
Hoy en la tumba crepitan
los diputados levantadedos
jamás leían sus leyes
sólo votaban a ciegas
afectando al mexicano
con impuestos criminales
protegiendo a los hampones
gobernadores locales.
Se repartían el presupuesto
y sus moches celestiales,
los dipus se creyeron tanto
se sentían inmortales.
De la curul a otra candidatura
a una secretaría o alcaldía
de senadora a candidata
o de dirigente de partido.
Pero la muerte es imparcial
para ella no hay ni PRI ni PAN
porque todos son iguales
se apañan el presupuesto
inflan las urnas con votos
y dan discursos soeces
para engañar a la gente
con promesas falaces.
Por eso la flaca decidió,
en su justicia mundana
aquí se acabó “vividores”
su vida de “chapulines”
que brincaban de puesto en puesto
hasta hartar a los mortales.
Ni senadoras
ni alcaldes,
ni diputados proscritos
ni senadores procaces
sobrevivieron el decreto,
porque en el mundo infernal
allá no pueden mandar
ni hacer transas letales
que incomoden a los mortales,
prometiendo lo incumplibe
e incumpliendo lo prometido
sagaces bandas malhoras
de traje, corbata y “aifon”
viajeros en su Suburban
olvidando al ciudadano
hasta que llega la elección
y falsos como ellos mismos
en un idioma seductor
les prometen más de lo mismo.
En su acarreo infernal
que la muerte hizo acortar
claman por sus canonjías
imposibles de lograr.
...
…
El averno blanquiazul
La sucesión gubernamental
la parca ya no vio llegar
en Casa Puebla cocinan
al candidato anunciado.
Con mapas electorales
preparan la elección de estado.
A sus partidos bonsái
los formaron a su lado.
A la oposición comprada
les dieron para su “helado”.
La bufalada estatal
aclaman al ungido anunciado
que de cargo en cargo
llega a ser candidato oficial
recorriendo las colonias
con mitines de acarreados.
En el PAN neopanista
se felicitan por su trabajo
pero la parca yunquista
quiere tomar revancha
por la ley Mondragón
y su padrón inflado
por quitarle privilegios
a los panistas de paño.
Ya cualquier priista ciudadano
se vuelve blanquiazul
sólo un palomeo le basta
que venga de Casa Puebla.
Ante infames personajes
la parca se quiso inscribir
en el padrón panista
pero la quisieron omitir.
Sin pasiones partidistas
en el PAN no reciben a la flaca
les preocupa que de huesos
se llenen sus estrados.
La muerte tomó venganza
ante la insidia azul
temieron que del averno
obtuviera candidatura
así que mapaches azules
llovieron por el infierno
para comprar esos votos
del padrón del averno.
…
PRI sueña con el poder
Sin detalles partidistas
el PRI y su bufalada
con su regreso a los Pinos
añoró su osamenta.
Impugnó a los independientes
de opositor se disfrazó
pero el presidente copetudo
negoció a los priistas
que luchaban con sus exgobers
para ganar Casa Puebla.
Al conocer el maleficio
Invocaron a la parca
para acabar con el conjuro
entre el góber y los Pinos
un Manlio Fabio mortal
prometió romper el hiato
entre los Pinos y el PAN.
Algunos incautos creyeron
esa promesa inmoral,
lanzaron a sus gallos
a la disputa electoral
añoraban que la elección de estado
con despensas y teles de plasma
viniera desde los Pinos
para ganar la elección.
Pero el precio del petróleo
y el apretón del cinturón
entorpecieron a priistas
en su búsqueda de prebendas.
Tampoco hubo tarjetas de Soriana
ni padrón de Oportunidades
la parca cumplió su destino
y se llevó a los candidatos
como acarreados de la muerte
sin torta en el itacate.
En el infierno mortales
los aspirantes a Casa Puebla
no podrán comprar los votos
ni hacer pactos de foto.
Lo que la muerte promete
la muerte luego lo cumple
No necesita de votos
ni de urnas embarazadas
siempre anota lo prometido
y promete lo impronunciable.