La quiebra financiera en la que se encuentra la dirección nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), que debe seguir pagando los daños que generó en 2006 la toma de Paseo de la Reforma, además de pagos de impuestos impedirá que se realicen las elecciones internas para la renovación de los órganos de dirección en los estados, por lo tanto deberán buscar otras alternativas.
En entrevista telefónica la presidenta estatal del PRD, Socorro Quezada Tiempo, indicó que a pesar de las presiones de grupos como Nueva Izquierda, e incluso que el propio Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) lo mandate, no existen condiciones este año para la renovación de los órganos de dirección en los estados.
Comentó que de acuerdo a las estimaciones que se tienen, se requieren de al menos 100 millones de pesos para las elecciones en las 32 entidades federativas, cantidad que no tiene el partido mismo que ha sido golpeado en sus finanzas con multas.
Quezada Tiempo recordó que la justicia federal ordenó resarcir el daño que se causó a los negocios que se encuentran sobre Paseo de la Reforma luego de que en 2006, tras la elección a la presidencia, Andrés Manuel López Obrador ordenó el cierre de calles.
La presidenta estatal indicó que también llegaron las auditorías del Sistema de Administración Tributaria y ahí encontraron que debían devolver impuestos, ver las prestaciones a los trabajadores, así que todo el dinero que se está recibiendo se tiene que destinar para el pago de los compromisos.
Quezada Tiempo señaló que desde abril de 2016 el Comité Ejecutivo Nacional no ha entregado recursos a los estados, y en Puebla se han mantenido con las prerrogativas que reciben a nivel local, mismas que entre el segundo semestre del año pasado y los primeros meses del actual también se redujeron por multas aplicadas por el Instituto Electoral del Estado.
Manos atadas
Sobre la posibilidad de que sean los propios perredistas interesados en que se realice la elección interna quienes aporten el dinero, señaló que a diferencia de lo que ocurrió en enero de 2016 cuando hubo quienes pagaron para la realización del consejo en la exhacienda de Chautla, esta vez tendrían que demostrar el origen de los recursos.
Dijo que es una facultad del Comité Nacional el organizar las elecciones internas, y hasta el momento por la crisis económica al parecer tampoco hay interés de que se lleven a cabo.
Insistió en que las reglas han cambiado, y ahora si la corriente Nueva Izquierda quiere hacer lo mismo que en Puebla tendrían que demostrar el origen de cada peso, e indicó que no les convendría que se sepa que proviene de los gobiernos de los estados.
Un riesgo la elección
La presidenta estatal no descartó que si se alarga el tiempo para determinar si hay o no elección y llega el mes de septiembre ya no podrá haber modificaciones en los órganos de dirección en los estados.
Advirtió que si se salieran con la suya quienes piden la elección interna lo que pasaría es que los gobernadores de los estados pondrían a comités a modo sin importar el partido al que pertenezcan.
Aclaró que su permanencia en el PRD no es una cuestión de dinero pues ella no administra el partido, y explicó que hubo un proceso de reflexión de hace meses, y llegó un momento en que se quería salir del grupo legislativo, pero sería dejarles el logotipo a personaje que nada tienen que ver con el partido.
Señaló que su decisión es quedarse en el partido a dirigirlo y a terminar su período como diputada local.
Al preguntarle si después de ello ya presentaría su renuncia, insistió en que no se va a salir, insistió en que se está descartando que haya elección interna para la renovación de la dirigencia.
Reiteró que podría ser el Comité Ejecutivo Nacional el que determinara las nuevas direcciones, e independientemente de que Luis Miguel Barbosa ya no esté en el Frente de Izquierdas Progresistas, hay situaciones que están bien planteadas.
Manifestó que si hubiera una negociación le correspondería al Frente de Izquierda Progresista la presidencia, y no estaría en riesgo de que quedara en manos de los morenovallistas, pese a que se están frotando las manos esperando que ella renuncie a la presidencia.