La alimentación es un factor importante en el proceso de recuperación de los pacientes que han sido infectados por COVID-19, ya que juega un papel primordial en la prevención y en la disminución de los efectos producidos.

La nutrióloga de la Unidad de Medicina Familiar (UMF) No. 1, Amalia Mejía Pérez, informó que una dieta correcta ayuda a prevenir dicha enfermedad y la recuperación, aún en un estado grave.

El confinamiento surgió como una medida para prevenir el contagio de coronavirus, sin embargo, fomentó el incremento de malos hábitos de alimentación, sumado a la inactividad física y alteraciones en el estado de ánimo, especialmente en pacientes con enfermedades crónico-degenerativas, explicó la especialista.

La nutrióloga de la UMF No. 1 recomendó el consumo de nutrientes que contengan cobre, ácido fólico, hierro, selenio, zinc y vitaminas A, B6, B12, C y D.

Éstos se encuentran en verduras, como brócoli, champiñones, pimientos y espinacas y en frutas cítricas, como guayaba, limón, naranja, piña, kiwi y sandia.

En la medida de lo posible, se sugiere consumir pescado, salmón, atún, huevo y leche, y frutos secos, como almendras y arándanos.

La especialista también recomendó practicar ejercicio, ya que disminuye el riesgo de tener infartos, reduce los niveles de azúcar y grasa en la sangre y ayuda a bajar de peso; además disminuye la tensión nerviosa y favorece la sensación de  bienestar.

Por último, recalcó la importancia del lavado y desinfección de los alimentos.

“Extremar la limpieza en los alimentos y la zona en la que está el paciente es fundamental; lo mismo que llevar una dieta balanceada y personalizada, pues los casos varían según el tipo de enfermedades o afectaciones que existan previas al contagio”.