No cabe duda que una de las secretarías más polémicas y bipolares de este sexenio es la que atiende Pablo Rodríguez Regordosa.
Las razones sobran: la licitación de El Relicario, el "tianguis" poblano —feria de pueblo, digo de Puebla—, el manejo del Centro Expositor y de Convenciones, entre otras chuladas.
Pero todos estos problemas tienen un común denominador: la comunicación.
Esta dependencia no ha sido capaz de transmitir sus logros, planes, beneficios y compromisos, la razón, la caza indiscriminada del personal ahí contratado por la administración pasada.
Dicen los que han estado presentes que un slogan caracteriza al secretario "no quiero ningún marinista en mi secretaría", y es que desde que arrancó en funciones esta nueva administración, los "apestados" han sido despedidos sin justificación alguna.
Y usted pensaría que es normal, pero no es así mi querido público.
¿Qué no se supone que la Secretaría del Trabajo debe fomentar el empleo? ¿Qué no se supone que el secretarío defiende los derechos laborales?
¿Qué no se supone que esta secretaría está del lado de los trabajadores?
Me comentan que desde hace seis semanas los despidos se han ido dando de forma descarada, burda y sin justificación alguna.
De entrada no hay secretaria que atienda el changarro, el secretario anda hispano, el departamento de comunicación está vacante y lo mejor: la directora administrativa de la Subsecretaría del Trabajo Gina Paola se ha dedicado a despedir a diestra y siniestra.
De los 50 trabajadores despedidos la semana pasada, el miércoles para ser exactos, llama la atención que sólo un funcionario de la exdependencia marinista aun permanece en funciones.
Dicen los que saben que Alejandro Villa, aun sigue en funciones, y no sólo eso, sino que hasta auto nuevo "Bora" tiene, habrá que preguntarle a Gina Paola que méritos extras tiene éste funcionario para que sea el único del periodo marinista que aún conserva.
Pero mejor aún ¿qué hará una dependencia sin capital humano que saque adelante el departamento de comunicación?