En los últimos días se ha visto apesadumbrado al presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) de Puebla, Luis Rodríguez Fernández, y no es para menos.
Resulta que ni ser cuñado del secretario de Competitividad, Trabajo y Desarrollo Económico, Pablo Rodríguez Regordosa, le ha servido para obtener los favores de la actual administración estatal que encabeza Rafael Moreno Valle.
Acostumbrados a tener canonjías de la gestión en turno, el llamado sector privado de Puebla se pasó los sexenios de Guillermo Jiménez Morales, Mariano Piña Olaya, Manuel Bartlett Díaz, Melquiades Morales Flores y Mario Marín Torres obteniendo todo tipo de favores a cambio de no criticar al mandatario en turno. Bajo el lema de “si no mes das, te pego”, lo mismo obtenían contratos para realizar obras, que se convertían en proveedores, prestadores de servicios, incluso llegaron a manejar la Feria de Puebla, la Junta de Mejoras o el Consejo del Impuesto a la Nómina en la administración marinista. Era una especie de casta divina, que en su mayoría se identifica con la derecha poblana.
Hoy la situación es diferente y eso que, según ellos, ganó uno de los suyos, o al menos al que ellos siempre apoyaron. Creyeron que con Moreno Valle las cosas iban a ser iguales o mejores que en anteriores sexenios, pero no fue así.
La obra pública no ha fluido como en otros sexenios, los jugosos contratos de servicios están cancelados, los “apoyos gubernamentales” disfrazados de programas de apoyo a las empresas no han aterrizado y las reuniones con el gobernador, su “aliado”, son a cuentagotas.
No es para menos su tristeza, y para colmo de males el pasado lunes de manera oficial tuvieron que hacer el anuncio de que regresarán al gobierno 70 por ciento de las dos hectáreas que les fueron donadas por la administración de Melquiades Morales Flores en la reserva territorial.
Bueno, al menos eso creyeron, pero no, el gobernador solo les quiere dejar 2 mil metros cuadrados de los 20 mil que alguna vez tuvieron en su poder, es decir, creyeron que se iban a quedar con 6 mil metros cuadrados, pero la última oferta fue solo dejarles 2 mil; solo les falta que pase un perro y los orine.
Tanta es la mala fortuna de la iniciativa privada de Puebla, que muchos comienzan a añorar a Marín. De nada les ha servido el tener al príncipe de la derecha poblana al frente de la Secotrade, pues los jugosos negocios al amparo del poder en turno se terminaron. Lástima.
Las casitas de Cirilo Salas
Con la novedad de que el líder de la sección 51 del SNTE, Cirilo Salas, quiere estrenarse como promotor de vivienda para sus compañeros trabajadores del magisterio poblano.
No contento con gozar de las jugosas componendas que le da el ser el líder de la sección 51, ahora busca ganar dinero como intermediario en la construcción de vivienda.
Cuentan que el líder de la sección 51 del SNTE pide 3 millones de pesos en “cash” a quien quiera edificar un conjunto habitacional de 70 viviendas que se venderán a precios entre 700 mil y un millón de pesos.
Salas Hernández anda en busca de desarrollador para entregarle el proyecto, pero ya lo saben, hay que “caerse en efectivo” con 3 millones de pesos con el líder del SNTE. A ver quién se anima, aunque seguramente no faltará el que le entre al negocio.
La tradicional comida del ‘Pichón’
Este viernes los empresarios Eduardo García Suárez y su hijo, Eduardo García Casas, ofrecerán a sus amigos la tradicional comida de chiles en nogada.
El invitado al encuentro será el exdirector de Pemex, Jesús Reyes Heroles con quien los “Pichones” mantienen una buena relación y quien seguramente tendrá mucho qué platicar sobre el tiempo en estuvo al frente de la paraestatal más importante del país.
Sin duda, la cita del próximo viernes será más que interesante y con la cordialidad de buenos anfitriones que caracteriza a los García.
La tristeza del sector empresarial
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