El próximo 22 de este mes, la puntera en la carrera en Acción Nacional por la candidatura a la presidencia de la República, la diputada federal, con licencia, Josefina Vázquez Mota, estará en Puebla a invitación del gobernador Rafael Moreno Valle Rosas.
No es un acto de partido, ni de promoción a favor de quien vivió durante su infancia en Teziutlán; sin embargo, el acto en sí es significativo, ya que se debe de enmarcar dentro de la lucha interna que se vive en Acción Nacional y el enfriamiento de relaciones —que no ruptura— que existe entre el exsecretario de Hacienda y el gobernador del estado.
Desde hace varias semanas, en este mismo espacio se advirtió sobre el crecimiento que registra la legisladora federal con licencia y de la forma en la que ha ganado adeptos para su proyecto, incluidos —por supuesto— gente cercana al presidente Felipe Calderón, quien se dice ya la ve como “plan B”.
Puebla es un bastión para el proyecto de Vázquez Mota, ya que cuenta con el apoyo del presidente municipal Eduardo Rivera Pérez, así como de una buena parte de la nomenclatura panista, aquella que ha sido desplazada por la actual administración estatal, pese a que prestaron sus siglas para el proyecto de Compromiso por Puebla.
La visita de la aspirante mejor posicionada por el PAN a Puebla, pasadas las fiestas patrias, sin duda dejará muchos mensajes en la carrera panista por la candidatura a la presidencia de la República.
Delegación para el PRI municipal
Ante lo que es una falta total de acuerdos por parte de los 16 aspirantes a la dirigencia del Comité Municipal del PRI, el Comité Directivo Estatal y el CEN tricolor ya estudian seriamente el no publicar ninguna convocatoria y que se nombre un delegado especial.
La propuesta ya se la hizo el dirigente estatal Juan Carlos Lastiri al Comité Ejecutivo Nacional, el cual ante la polarización al parecer le va a comprar la propuesta al dirigente tricolor y enviará a alguien para que cubra la vacante que deja Carlos Meza Viveros.
No es la primera vez que el PRI recurrirá a la figura de un delegado. Ya lo he hecho en otras ocasiones en ciudades como el Distrito Federal y Morelia, en donde ante la polarización de los diferentes grupos el CEN de este partido se inclinó por nombrar a un delegado especial.
La decisión al parecer ya esta tomada, así que llueva, relampaguee o pataleen los 16 que aspiraban a la dirigencia del Comité Municipal, se van a quedar sin nada y más quemados que nada, porque dilapidaron en muchos casos su poco capital político.
Dentro de la lista de 16 había n buen número de oportunistas que sólo entraron para ver qué podían sacar, cuando su capital político es nulo.
Irónicamente son los oportunistas los que no tienen nada que aportar, los que complicaron las cosas, pero ni modo, no tiene la culpa el indio, sino quien lo hace compadre.
No es tan fácil votar a Cordero
El morenovallismo se equivoca si cree que es muy fácil cambiar ahora de barco y subirse de inmediato a uno nuevo.
Ernesto Cordero no es en sí un personaje al cual se le deba de temer, pero no es el exsecretario de Hacienda el que ha movido tantas voluntades, sino quien está no detrás de él, sino a su lado, que no es otro que el presidente Felipe Calderón.
El morenovallismo no se va arriesgar a perder los apoyos del presidente de la República, aunque le falta solo un año para concluir su mandato. O qué, ¿acaso ya no quieren que venga al desfile del 5 de mayo, o mejor dicho, a los festejos del 150 aniversario de la Batalla de Puebla?
Felipe Calderón no es José Juan Espinosa, ni los priistas, ni mucho menos Cuco Rivas o los mototaxistas, a lo cuales se le puede amenazar o tratar con la punta del pie. No, con el Ejecutivo federal no se juega así.
La ruptura con Ernesto Cordero —si es que la hay— se debe hacer de otra manera, no así a lo burdo, de lo contrario las consecuencias para el morenovallismo y para Puebla serán de pronóstico reservado, si no, pregúntenle al exgobernador Marín.
Josefina viene a Puebla
PUBLICIDAD