La semana pasada fue la semana negra del morenovallismo. El mito genial de que todo lo pueden y todo tienen, se resquebrajó como vasija de arcilla y las cosas comenzaron a caer por su propio peso.
El primer revés fue la cancelación por parte de la empresa Aeromar del vuelo a Acapulco, el cual se inauguró con bombo y platillo el 25 de marzo y resultó un soberano fracaso: sólo transportó en seis meses de operaciones a 99 pasajeros, contando los 20 que se llevó como pool el gobernador.
El revés que sufrió la administración estatal ha tratado de ser minimizado, bajo el argumento de que el niño Trauwitz va a traer dos nuevos vuelos —uno a Guadalajara y otro a Monterrey—, lo cuales desde ahora les puedo augurar que serán un nuevo fracaso.
El gobernador le debe de pedir una explicación a su funcionario, y los poblanos debemos escuchar a nuestro secretario de Turismo, Ángel Trauwitz, para que nos dé los argumentos de por qué se canceló el vuelo.
El segundo fracaso de la semana tiene que ver con la fallida publicidad de que el gobernador fue a Alemania para traer la planta de Audi a Puebla, versión que fue repetida una y otra vez por sus aliados mediáticos, los cuales ahora ya no saben en dónde esconder la cola.
Y es que fue el mismo gobernador quien, a su regreso de Alemania, tuvo que explicar que su viaje sólo fue para asegurar que sigan fluyendo a Puebla las inversiones de Volkswagen de México, y que nunca tuvo la intención de tocar el tema de la nueva planta de Audi.
Ahí también alguien le falló al gobernador, pues quisieron vender el viaje como la octava maravilla del mundo y todo terminó en una reunión con un directivo de VW y con alemanes para promocionar nuestros pueblos mágicos de Zacatlán y Cuetzalan.
Ahora la preocupación de la administración se debe de centrar en contar con los recursos suficientes para amarrar los megaproyectos que ya están en marcha, en organizar bien los festejos del 5 de mayo y en no perder el tianguis turístico del 2013, el cual está condicionado a que Puebla consolide bien su infraestructura hotelera y de vías de comunicación, entre ellos la central aérea del aeropuerto Hermanos Serdán.

De mole, de dulce y de rajas
Este martes el rector de la UAP, Enrique Agüera Ibáñez, rinde su informe de labores, correspondiente a su segundo periodo al frente de la máxima casa de estudio en el estado.
La expectativa es alta. Habrá que ver y medir la relación de Agüera con el nuevo inquilino de Casa Puebla. También despierta interés el mensaje que mande el rector en torno al 2012, y si éste será o no su último informe al frente de la UAP. Habrá que ver también la reacción de la clase política local, que tiene muy bien cobijado al académico.
La cita es a las 19:00 horas en el Complejo Cultural Universitario.
El pasado viernes, el diputado federal Alberto Jiménez Merino celebró en un salón —por el rumbo de Zavaleta— su cumpleaños, lo cual fue visto como el arranque de su campaña rumbo al Senado de la República.
Jiménez Marino también es dirigente de la Fundación Isidro Fabela, la cual es vista como una estructura paralela al PRI para apoyar la campaña de Enrique Peña Nieto a la presidencia de la República.
Merino tiene merecimientos para aspirar al cargo: ha sido ya dos veces diputado federal, exsecretario de Desarrollo Rural y exrector de Chapingo, así que por trayectoria no para. Haber si le alcanza para obtener uno de los dos lugares de la formula priista.
Otro que anda en campaña para obtener la posición al Senado es el diputado federal del Partido Verde, Juan Carlos Natale, quien ha hecho un despliegue impresionante de recursos para promocionar su imagen, incluso en el ámbito nacional.
Las sospechas sobre de dónde vienen los recursos para su promoción despiertan todavía más dudas cuando ayer, durante su informe, se pudo ver al gobernador Rafael Moreno Valle, quien al parecer ya tiene candidato a la Cámara Alta. Dicen que hasta asesores ligados al mandatario están detrás de la nueva figura de Natale. ¿Será?
Otro que también festejó su cumpleaños —y sólo eso— fue el exsecretario de Desarrollo Urbano y Obras Públicas en el sexenio marinista, Javier García Ramírez, quien se hizo acompañar de sus familiares y amigos.
Por ningún lado se pudo ver a su exjefe Mario Marín Torres, ni a su nueva aliada Blanca Alcalá Ruiz; en cambio sí estuvieron en su mesa Javier López Zavala, Alejandro Armenta Mier, Alejandro Soto, Adolfo Káram y su inseparable Luis Ontañón.