Representación de género y visibilidad son dos de las múltiples vías que han venido ocupando un lugar fundamental para la obtención de oportunidades equitativas entre hombres y mujeres que todavía son una aspiración.
Representación mediante la cual se logre ampliar la participación y la representación de las mujeres en el ámbito del diseño de la política, con el objetivo de fortalecer la democracia en México. A partir de que la cuestión de género es un tema de ética y de justicia, incidir que un mayor número de mujeres ocupe los espacios, en el que se refleja el interés ciudadano, el interés de los partidos políticos y el interés de los legisladores como miembros de un partido y como individuos, construcción que sigue teniendo un déficit importante.
Visibilizar como vía que muestra en los hechos que las mujeres han asumido papeles protagónicos a lo largo de la historia del mundo y, por supuesto, en los distintos procesos de formación del Estado mexicano, prácticamente ignorados hasta hace algunos años.
Hoy, las historiadoras han logrado rescatar nombres como María Petra Teruel, Gertrudis Rueda, Leona Vicario, Josefa Martínez, María Soto la Marina, Mariana Rodríguez del Toro, Altagracia Mercado, Manuela Medina, Rafaela López Aguado, Josefa Ortiz, Juana Barragán “La Barragana”, Juana Bautista “La Gabina” y Manuela Medina “La Capitana”, entre muchas, que arriesgaron vida, bienes y familias en el movimiento de Independencia, o las demandas de igualdad social y de igualdad política durante la Revolución y que luchando también al lado de los hombres aportaban las poblanas Rosa, María y Guadalupe Narváez Bautista, Carmen y Natalia Serdán, a pesar de que en el marco constitucional fueron excluidas estas demandas que sólo buscaban ser reconocidas como titulares de derechos y el reconocimiento de su ciudadanía.
De ahí la importancia de hacer visible la aportación de las mujeres, que sin duda representa el reflejo de muchas luchadoras de la historia contemporánea.
Por eso el que se otorgue el Premio Nobel de la Paz 2011 a tres mujeres activistas es un paso más “nos representa a todas”, es “el mejor regalo para animarnos a seguir dando la lucha” por demostrar que la mujer “es uno de los principales indicadores” para conocer el desarrollo de las sociedades.
Ellen Johnson-Sirleaf, Leymah Gbowee y Tawakkul Karman fueron las tres mujeres condecoradas. La primera, presidenta de Liberia, primera mujer que ha ocupado esa posición en África y que pudo lograr reconstruir su país arruinado por la guerra.
La segunda, de ese mismo país, es activista y organizadora de una “huelga de sexo” contra la contienda civil.
La tercera, de origen yemení, luchadora por la democracia y una de las protagonistas de la “primavera árabe”, fue detenida en enero de este año recuperando la libertad después de que su marido firmara un documento comprometiéndose a no volverla a dejarla salir de su casa.
Como vemos, las mujeres hemos luchado siempre, no sin tropiezos, no sin retrocesos; ejemplos de los obstáculos y obscurantismos los tenemos en toda la historia, sin embargo estos galardones contribuyen a no dar “pasos atrás” en un camino que ya no admite demoras.
Que sea este siglo en el que la mujer deje de ser considerada como una eterna menor de edad, y que tanto hombres como mujeres disfruten de una igualdad de oportunidades real y en todos los ámbitos, desde el poder político, el económico y pasando por el derecho a decidir.
Visibilizar
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