Dicen que las mujeres nacemos con el don de la actuación. Que todas en algún momento utilizamos de esta herramienta para lograr algún objetivo. Que en algunas ocasiones la victimización es nuestra más grande aliada, pero ¿llevarlo al terreno político como tu mejor carta?
Las declaraciones de Ana Teresa Aranda con respecto a las presuntas amenazas de muerte que ha recibido no sorprenden a nadie. “La Doña” siempre se ha caracterizado por llamar la atención de manera excéntrica ante una evidente necesidad de reflectores. Su eterna aspiración al Senado de la República le nubla su indiscutible capacidad política, que desafortunadamente echa a perder al insistir en demostrar sus habilidades histriónicas.
La panista asegura recibir llamadas y mensajes a su celular por medio de los cuales es amenazada de muerte, por lo que ni tarde ni perezosa salió a los medios de comunicación para responsabilizar de cualquier daño a su persona al gobierno de Rafael Moreno Valle; sin embargo la denuncia no llegó a las instancias correspondientes, lo que le quita su veracidad y nuevamente la coloca en el escándalo mediático. ¿Y el gobierno? Bien gracias, riéndose de ella.
La señora nuevamente desea ser candidata al Senado. Nadie duda de su inteligencia y capacidad. Su verdadero panismo lo ha demostrado una y otra vez, al ser congruente con los ideales del partido político que representa. Su oposición ante la candidatura de Moreno Valle fue aplaudible, pues a diferencia de muchos que se dicen llamar hijos de José Antonio Quintana, “La Doña” fue de las pocas que no se arrodilló ante el expriista.
¿Para qué utilizar este tipo de declaraciones si ella es más que eso? No lo entiendo.
Si en realidad ha sido víctima de amenazas que atentan contra su seguridad, por qué no hacer las cosas ante las autoridades correspondientes y darle seriedad al asunto.
De por sí el trabajo político de las mujeres aún carece no sólo del apoyo del electorado, sino de la credibilidad que muestran las féminas que luchan diariamente por alcanzar la igualdad en este país. Así como la señora Aranda en el Partido Acción Nacional, todos los institutos políticos cuentan con excelentes cuadros de mujeres que podrían representarnos dignamente.
¿Acaso debemos insistir en ser las víctimas de todo para que se nos tome en cuenta?
¡Por favor! No lo creo.
Ana Tere ha sido protagonista de escándalos inolvidables que no la han hecho ganar ningún cargo de elección popular. Creo que ya es tiempo de que haga una pausa y cambie de estrategia, si es que esta vez de verdad desea representar a su amado blanquizul.
Ana Tere y sus aptitudes histriónicas
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