Nadie sabe exactamente cuando Manuel Bartlett Díaz mutó para convertirse hoy en uno de los más enérgicos defensores de la identidad nacional, pero lo que sí es un hecho es que desde que lo hizo se ha sostenido en una sola línea, la cual lo aleja cada día más del PRI de Peña Nieto, de Manlio Fabio Beltrones, de Beatriz Paredes y de Emilio Gamboa Patrón y lo acerca cada día más con Andrés Manuel López Obrador.
Bartlett, el hombre duro, el último secretario de Gobernación de seis años en este país, el hombre que luego vino a la entidad y edificó la nueva Puebla, la Puebla de Bartlett hoy emerge como un Quijote para luchar contra los molinos de viento en el eclipse de su prolífica carrera política.
Es casi un hecho que el exgobernador —como ya lo mencionaron otros columnistas— estará en la boletas de la coalición de izquierda que apoyará a Andrés Manuel López Obrador y su Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
La defensa a ultranza de los bienes nacionales como el petróleo, el viraje hacia un modelo económico alejado del neoliberalismo y, sobre todo, la defensa de la soberanía nacional son las nueva armas del discurso del exgobernador de Puebla, quien con esto se aleja cada vez más del que fue su partido político desde la juventud.
Bartlett llegó a Puebla en el año de 1992 y de inmediato comenzó a trabajar para moldear una nueva clase política, de su mano surgieron los Carlos Meza Viveros, los Jorge Estefan Chidiac, los José Luis Flores Hernández, las América Soto, las Blanca Alcalá Ruiz, entre sus más avezado alumnos.
Como gobernador no dudó en un principio en aliarse con el Yunque local para gobernar, más tarde se peleó con los duros del PAN y prácticamente los aniquiló.
Como mandatario, Bartlett privilegió a los grandes capitales empezando por la Volkswagen, con quien se alió para construir a su alrededor el cluster automotriz que hoy le da vida a la ciudad de Puebla, con los miles de empleos que giran en torno a la armadora alemana.
Hoy Bartlett en el PRI ha sido desplazado, pero recibe ofertas de otros partidos para abanderar una probable candidatura al Senado, el lugar en donde mejor se mueve y trinchera desde la cual seguramente seguirá dando de qué hablar.
Sería sensacional verlo en campaña al lado de Andrés Manuel López Obrador.
Denisse Ortiz y Ana María Jiménez
El grupo parlamentario del PAN se anotó un diez en la pasada sesión del Congreso del estado. Dos de sus diputadas, Denisse Ortiz y Ana María Jiménez, se dieron a la tarea de impulsar la iniciativa de ley para hacer un padrón y obligar a los padres que se divorcian a cumplir con el pago de la correspondiente pensión alimenticia para sus hijos.
Y es que en Puebla son múltiples los reclamos de las mujeres que tuvieron un hijo con su pareja y al divorciarse o separarse quedan en el desamparo y se ven forzadas a tener que salir a trabajar en perjuicio de sus pequeños.
De acuerdo con datos aportados ayer por las propias diputadas, en Puebla de los 2 mil 203 divorcios ocurridos en la entidad, 72.7 por ciento corresponde a parejas que al menos tuvieron un hijo durante su relación, de éstas al menos 83.5 por ciento de las mujeres o sus hijos tienen derecho a una pensión.
La iniciativa de las diputadas panistas Ortiz y Jiménez busca establecer la creación del Registro de Deudores Alimentarios Morosos, mismo que se integrará con los nombres de quienes tengan la obligación de cumplir con el pago de la pensión alimenticia y que no lo hagan.
Las panistas explican su propuesta de la siguiente forma: “Como legisladores tenemos la responsabilidad de velar por los más desprotegidos, sobre todo cuando el bien jurídico tutelado son menores de edad, por lo tanto no podemos ser ajenos a una realidad social, motivo por el cual con la tipificación de la conducta antes mencionada se obligará a todos aquellos ascendientes que teniendo la solvencia económica no se hagan responsables de la manutención de sus hijos”.
Sin duda, es una muy interesante la propuesta de las diputadas Ortiz y Jiménez. Se espera que sea aprobada en próximas sesiones y además con el visto bueno de todas las fracciones parlamentarias con representación en la LVIII Legislatura.
Bartlett, el último nacionalista
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