Sorpresiva para propios y extraños fue la propuesta del gobernador Rafael Moreno Valle de eliminar la pena de cárcel a las mujeres que practiquen un aborto en Puebla, sobre todo porque es un tema escabroso y prohibido para el partido que lo llevó al poder.
La militancia panista no sólo en Puebla, sino en gran parte del país, se ha manifestado en contra de cualquier posibilidad de avance en el tema. Para ellos el aborto inducido es el asesinato de un ser humano. Si partimos de la idea (moralista) de que la vida es vida a partir de la concepción, pues imagínese el escándalo que se le viene al mandatario por querer evitar que las mujeres que “cometen el crimen” no sean castigadas con todo el rigor de la ley.
La reforma al Código de Defensa Social enviada por el mandatario al Poder Legislativo establece que “a la mujer que voluntariamente se cause un aborto o consienta que otro la haga abortar, se le impondrá tratamiento médico integral en libertad y tratamiento en instituciones públicas, mismo que tendrá una duración no inferior a un mes, ni superior a un año, así como una multa de 50 a 500 días de salario mínimo o trabajo a favor de la comunidad de 80 a 250 jornadas”.
La ley también dice que las mujeres que reincidan en un aborto, además de someterse a un tratamiento médico integral irán a la cárcel por periodos de 6 a 12 meses. En esto último estoy completamente de acuerdo, pues la primera vez pudo ser error pero la segunda ya es estupidez.
Evidentemente en caso de ser aprobada la reforma, representaría un avance sustancial para el estado en el tema del aborto (aunque nos falte mucho por hacer).
Que las mujeres acusadas de practicarse un aborto sean tratadas como enfermas mentales (por no decirles locas), es cien veces mejor a que sean juzgadas como asesinas.
¿No cree?
Debo reconocer que el gobernador Rafael Moreno Valle dio una muestra de sensibilidad, apertura e inteligencia en torno al tema. Ahora hay que esperar la reacción de las fracciones parlamentarias, de las cuales estoy segura que la izquierda aplaudirá la iniciativa (incluido el gran crítico del mandatario José Juan Espinosa Torres, de Movimiento Ciudadano).
Del PRI no se puede esperar más que el “Sí, señor. Como usted diga, señor”. Ya ve que para eso les pagan. Sin embargo, serán los integrantes de la fracción panista quienes se enfrenten a sus creencias religiosas y las órdenes de su patrón.
Eso sí va a estar bueno.