La aparición de Andrés Manuel López Obrador en el noticiario de Joaquín López Dóriga causó exactamente el efecto que el candidato presidencial buscaba. Luego de cinco años de sufrir el veto de la televisora mas importante del país, “El Peje” supo capitalizar la invitación.
A diferencia de 2006, vimos a un Andrés Manuel no solamente mesurado, ecuánime y tolerante, sino un personaje que evidentemente recurrió a lo que su campaña anterior se negó y es a la asesoría de expertos en imagen publica.
Vestido de traje oscuro, corbata a rayas y perfectamente peinado, el aspirante de izquierda dejó en claro su nueva estrategia electoral, en la que resalta su nuevo look (por lo menos para la tele). El candidato no quiso quedarse atrás en comparación con el resto de quienes aspiran al mismo cargo que en semanas anteriores estuvieron sentados frente al conductor de noticias.
Además de la nueva imagen, Andrés Manuel López Obrador sabe que necesita de este tipo de estrategias para lograr la simpatía de quienes en su momento inclinaban sus preferencias por el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, que no sólo dio una clase contundente de política al reconocer la ventaja del “Peje”, sino que proyecta exactamente lo contrario al común denominador de la izquierda.
Pese a la opinión de muchos sobre las preferencias de Televisa por Enrique Peña Nieto, incluido el propio Andrés, quien en su momento calificó a la empresa como “vendida”, la realidad es que hasta hoy sigue siendo el único medio de comunicación que logra llegar a mas de 97 por ciento de los hogares mexicanos.
El espacio de López Dóriga era el escenario perfecto para mostrarle a los posibles electores su sustancioso cambio. Hoy vemos a un López Obrador que jamás pensamos ver, luego de la rebelión iniciada porque Felipe Calderón le ganó la Presidencia por un mínimo margen porcentual.
Ahora sí creo que el candidato de izquierda puede llegar mucho más lejos de lo imaginado. Si verdaderamente continua con esa mesura y congruencia en sus líneas discursivas, tiene la posibilidad de convertirse en lo que tanto ha soñado.
Los ciudadanos, el tiempo, las campañas, las propuestas y la legalidad de las instancias electorales serán las que determinen en su momento, si esta vez, “El Peje” puede ser presidente de México.
Aún falta mucho camino que recorrer.