Ayer la Cámara de Diputados aprobó reformas al Código Penal Federal para castigar con cárcel a jueces, policías y ministerios públicos que encarcelen a personas que al final de un proceso penal resulten absueltas.
En el sistema judicial de nuestro país, seis de cada diez personas recluidas en algún Centro de Readaptación Social no han concluido su proceso penal, es decir, aún no se determina si es culpable o no. Sin embargo, la mayoría se ve en la necesidad de pasar años encerrado mientras las autoridades dan por concluido su caso.
Esto no solo genera uno de los principales problemas (la sobrepoblación en las cárceles de México), sino que pone en entredicho la credibilidad de las autoridades competentes y, por tanto, en el sistema judicial del país.
Son para aplaudirse las reformas aprobadas con el aval de todas las fracciones parlamentarias, quienes por fin se pusieron de acuerdo y legislaron con base en los intereses sociales y no en los políticos como estamos acostumbrados.
Los cambios consisten en evitar los “disculpe usted”, o casos como el presentado en el documental Presunto culpable. El objetivo de la reforma es mejorar la procuración de justicia en México y responsabilizar a las autoridades que cometan el error con sanciones como la cárcel.
De acuerdo con la información difundida por la propia Cámara de Diputados, la reforma oficialmente consiste en un nuevo artículo que establecer sanciones al servidor público del sistema de procuración e impartición de justicia “que por culpa grave o negligencia inexcusable ejecute actos o incurra en omisiones y que por eso retenga a una o más personas, o instruya un proceso penal que concluya en una sentencia definitiva que absuelva al procesado”.
Si bien los cambios aprobados ayer no resuelven en su totalidad los problemas que enfrenta el sistema judicial en México, la realidad es que es un avance importante en el tema. Este nuevo reglamente se acerca más al sistema judicial norteamericano (uno de los más respetables del mundo), en donde nadie es culpable hasta que se le demuestre lo contrario.
Ahora sí, ¡bien por los legisladores!