La captura de Raúl Lucio Hernández Lechuga, o Fernández Lechuga, alias “El Lucky”, “Z-16” o “El Apá”, cambió los discursos en un 100 por ciento del gobierno poblano.
Ayer mismo se apresuraron a declarar que Lucio Hernández estuvo en Puebla, pero también se “curaron en salud” al decir que desde la llegada del nuevo gobierno el jefe de las “plazas” de Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Veracruz, Tabasco, Campeche, Querétaro, San Luis Potosí, Quintana Roo y Estado de México se había retirado de Puebla, “aunque mantenía sus células operando”.
Hay que reconocerlo, el exsubprocurador Rodolfo Igor Archundia Sierra fue el primero en negar la presencia de este personaje, cuando fue entrevistado, dijo al Diario Cambio “el nombre fue verificado entre los expedientes de la procuraduría, pero hasta el momento no ha habido ninguna solicitud de la PGR para investigarlo”.
Archundia de alguna manera encubrió la amenaza de que el grupo armado operaba ya en Puebla.
Hasta antes de la detención de uno de los hombres más cercanos a Heriberto Lazcano Lazcano, “El Lazca”, jefe de la organización de la delincuencia organizada “Zetas”, con quien únicamente acordaba, se decía que en Puebla no pasaba nada.
Tiene al menos una semana que la misma procuradora general de la República, de visita en Puebla, dijo que en el estado no había delincuencia organizada, pero ahora se sabe que el estado está dentro de las diez entidades del sur del país donde se acentúa la presencia de la organización llamada también “La Compañía”.
Los asaltos a transportes, las comunicaciones…
El martes 13 de diciembre la Secretaría de Marina Armada de México (Semar), por conducto de su vocero José Luis Vergara Ibarra, detalló que la captura del “Lucky” ocurrió en un rancho de su propiedad, ubicado en las cercanías de la autopista Veracruz-México, a la altura de la ciudad de Córdoba.
El personal armado fue recibido a tiros por parte del personal de seguridad del capo; como consecuencia, uno de los escoltas del “Apá” murió en el lugar de los hechos y otros cuatro fueron detenidos.
Entre los detenidos se encuentra: Germaín Hernández Flores “El Chino”, quien se encargaba de la logística, el manejo del personal y las armas para los asaltos en carreteras federales a camiones de transporte de carga y de vehículos de modelo reciente. Entre las carreteras donde opera este grupo se encuentran las del oriente de Puebla: Tehuacán, Ciudad Serdan, Tecamachalco, Tepeaca y Amozoc, utilizando de manera principal la súper Puebla-Orizaba.
Otros de los detenidos son Nicolás García Colorado “El Flaco”, Rafael Méndez Espinosa “El Rafles” y Cristóbal Salinas Valle “Don Gato”, estos dos últimos se hacían cargo de las comunicaciones vía celulares, Nextel, radios y equipos especiales, además del mantenimiento de vehículos, muchos de estos blindados para las operaciones de la organización delictiva.
Al momento de su detención les aseguraron 132 armas largas, 36 cortas, un fusil Barrett, cinco tubos lanzagranadas, 2 mil 641 cargadores, al menos 28 mil cartuchos de diferentes calibres y 29 granadas de fragmentación, además de uniformes y fornituras con logotipos de la AFI, de la Policía Federal, incluso de la Marina. También les confiscaron documentación que es analizada por la Subprocuraduría Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO).
Con la captura del jefe de “Los Zetas” en al menos diez estados del país, se dijo que la estructura de esta organización se debilita, aunque también se dijo que hay por lo menos otros 22 jefes de este grupo que faltan por ser capturados, entre estos su principal líder, “El Lazca”.
'Lucky' para principiantes
Raúl Lucio Hernández Lechuga, o Fernández Lechuga, ingresó a las filas del Ejército mexicano el 19 de septiembre de 1996 y causó baja el 24 de octubre de 1997 por convenir a sus mismos intereses.
Fue reclutado por Arturo Guzmán Decena, alias “Z-1”, el fundador de la organización que se convirtió en el “brazo armado” del Cártel del Golfo en el año de 1999, cuando su dirigente era Osiel Cárdenas Guillén.
Con la captura de Osiel Cárdenas en 2003, los “Zetas” se separaron y comenzaron a operar en forma distinta a como “trabajaban” por órdenes directas de su jefe Osiel Cárdenas, por lo que el Cártel del Golfo decidió separarse.
Nos vemos cuando nos veamos.