Lo que parecía un camino fácil hacia Los Pinos se comienza a complicar. En todos los estados brotan las inconformidades por los procesos de selección de candidatos, en este caso al Senado de la República y aún falta por ver lo que va a ocurrir en lo referente a los diputados federales.
En Puebla como en otras entidades, el proceso de selección del candidato a la primera fórmula al Senado de la República, comienza a complicarse y sea quien sea el abanderado, las posibilidades de triunfo se reducen porque difícilmente se logrará la unidad.
La tragedia que vivió el priismo nacional en el 2006 con la fallida candidatura de Roberto Madrazo Pintado y el poblano en el 2010 con Javier López Zavala, al parecer no les sirvió de lección a los tricolores, quienes hoy comienzan a reeditar los mismos errores cometidos en ambas ocasiones.
El proceso de selección de candidatos del PRI y el papel que juegue los gobernadores, es clave para saber hasta dónde puede llegar su abanderado Enrique Peña Nieto, quien ya comienza a resentir el peso del proceso de selección de candidatos y la fractura que trae consigo estas decisiones.
Para Puebla, sea quien sea el candidato al Senado, el futuro de este personajes es poco alentador, porque los que no sean beneficiados jugarán a la simulación, tal y como ocurrió en la elección del 2010 en Puebla, más si como “premio” de consolación les entregan diputaciones plurinominales, así en vez de obligarlos a trabajar para hacer ganar al candidato, los estarán induciendo a sólo “hacer que trabajan”, porque hasta les conviene que el PRI pierda.
Y peor aún, si como todo parece indicar, el aspirante electo resulta ser el rector de la UAP, Enrique Agüera Ibáñez, el PRI no solo perderá el control del último bastión que le queda en la entidad que es la Universidad Autónoma de Puebla, sino que el académico deberá ser lo suficientemente hábil para evitar que la simulación lo pueda llevar a la derrota.
Reitero, sea quien sea el candidato, la descomposición es un hecho, ni Blanca Alcalá, ni Javier López Zavala, ni Alejandro Armenta Mier, ni el propio Enrique Doger o el mismo Enrique Agüera quedarán conformes en caso de ser marginados de la contienda.
Urge una cirugía mayor en el priismo local y también una a nivel nacional, de lo contrario, lo que se veía como un mero trámite se convertirá en una aventura complicada y de muy alto riesgo para todos.
Como siempre, el gran ganador es el gobernador Rafael Moreno Valle, quien está feliz de ver como los priistas se deshacen unos a otros y él como siempre gana.

Aceitan la estructura
De acuerdo a una fuente, ayer en Casa Aguayo, se llevó a cabo una reunión muy interesante entre la estructura gubernamental y el exsecretario de Desarrollo Social y precandidato del PAN a la diputación federal por el distrito 12, Néstor Gordillo.
Según la fuente, Gordillo recibió todo el respaldo de sus excompañeros para apuntalar su postulación, así como también lo recibirán los aspirantes de los distritos 4 con cabecera en Zacapoaxtla, 8 de Ciudad Serdán, el 9 de Puebla, el 10 de San Pedro Cholula, el 12 del propio Gordillo, el 15 de Tehuacán y el 16 de Ajalpan.
La reunión —cuentan— tuvo como objetivo el “aceitar” la estructura para apuntalar a estos candidatos y estar listos para comenzar a mandar cartas personalizadas en cada uno de estos distritos, contando con el padrón del Seguro Popular.
Si algo hay que reconocer es que el morenovallismo es impecable para operar políticamente y que los 12 años de trabajo para alcanzar la gubernatura de Puebla, les sirvieron mucho para perfeccionar sus mecanismos.