Versa el dicho de la política contemporánea: el SNTE no te hace ganar, pero sí te hace perder. Y si para los priistas el deshacerse de Elba Esther Gordillo y Nueva Alianza es quitarse un lastre, lo que ahora han conseguido es echarse un alacrán encima.
Cierto, los tricolores festejan porque la maestra está muy desgastada socialmente y seguramente su imagen entrará en proceso de descomposición durante la campaña electoral, ya que hasta le preparan un documental llamado De panzazo, en el que Carlos Loret de Mola —con la vestimenta de un paladín de la justicia— cuestionará el daño que se ha causado al sistema educativo.
El punto crítico no es la ruptura, sino que el PRI incumplió un acuerdo con la dirigente del magisterio y eso será cobrado.
Han herido a la bestia.
Esperen la respuesta.
El Kraken saldrá de las aguas para exigir justicia.
El magisterio es un ente muy grande. No es un asunto de puntos porcentuales. Es un tema de operadores electorales, representantes de casillas, ejército electoral.
Mientras eso ocurre, es un hecho: este estire y afloje quien salió ganando fue el rector de la UAP, Enrique Agüera, pues con renunciar a sus aspiraciones al Senado, el PRI le debe una.
López Zavala y Blanca Alcalá también le deben una. Y él no le debe nada a nadie. No le generaron lealtades ni facturas por pagar.
Agüera no entró a un desgaste. Al contrario. Su estrategia de anunciar el maratón de obras universitarias lo mantiene en buenos niveles de confianza.
Tiene dos años como rector y seguramente su nombre volverá a sonar en breve. No le pueden recriminar nada, pero más allá, Agüera quedó bien con el gobernador, pues no se subió a la ruptura con el Panal.
En caso de que el PRI pierda los comicios, Agüera no saldrá afectado en su imagen. Y siendo honestos, la protección que brinda ser rector de la UAP es mejor que cualquier fuero legislativo.
En caso que gane el PRI, Agüera puede presumir que él evitó una confrontación interna en ese partido, por no asumir una postura patrimonialista y enfermiza de poder, como otros sí lo hicieron.
Tampoco pierde el gobernador de Puebla, al contrario, pues aunque muchos piensen que si Josefina Vázquez Mota es la candidata del PAN no beneficiará a Rafael Moreno Valle, se equivocan, pues en la política los enemigos de un tiempo son los aliados de otro.
Y perdería más ella si es que no tiene a un gobernador panista de su lado. Ella es la que debe acercarse a negociar. No él, pues Moreno Valle ya es gobernador y lo será con el presidente de la República que quede al frente.
Además, después de las últimas noticias, no duden que sigan cayendo más marinistas en “chirona”.
No hay acuerdos ni compromisos qué cumplir.
Esto sube de tono.
Un marinista más en la sombra es un punto menos para el PRI, en el caso de Puebla. A menos que López Zavala se desmarque y acuse de rateros a sus excompañeros.
Cosa que se ve difícil que ocurra.
El SNTE y los dados truqueados
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