Una triste realidad es la que enfrenta el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, luego de un año y meses al frente de la administración estatal, pues sus cuadros son muy pocos y se pueden contar con los dedos de una mano.
Actualmente dos dependencias de su administración se encuentran encabezadas por encargados de despacho, como en la cada vez más disminuida y casi extinta Secretaría de Desarrollo Social de Puebla que despacha Sergio Penagos García, luego de que José Germán Jiménez dejó la administración para irse como dirigente de la organización que se busca convertir en partido estatal, Compromiso por Puebla. Penagos para variar es originario del estado de Veracruz.
Otra dependencia que se encuentra en manos de un encargado de despacho es la Contraloría estatal, de donde salió el pasado viernes Patricia Leal Islas. Al relevo entró Eugenio Mora Salgado, excontralor municipal en la administración de Enrique Doger Guerrero, célebre por dejar pasar todo tipo de cosas, como por ejemplo los famosos “autos chatarra” y las donaciones a Cáritas.
Por cierto, dicen que aunque Mora Salgado sólo es encargado de despacho, con él estará su inseparable Brenda, con quien escribió grandes páginas durante su paso por la contraloría municipal.
Pero regresando al tema toral de esta columna, el gobernador no tiene cuadros propios o piezas para llenar esos huecos y tampoco confía en los pocos que tiene, sobre todo porque estos son poblanos y en algún tiempo estuvieron ligados a otras administraciones.
Otro caso es el que se registró en la extinta Comisión Estatal de la Vivienda, desaparecida ya oficialmente hace unos días por el Congreso local, el gobernador prefirió que desapareciera a nombrar a otro personaje, para ocupar la vacante que dejo Felipe de Jesús Mojarro, quien se fue como candidato a diputado federal por Tehuacán.
Otro ejemplo de la falta de cuadros que aqueja el morenovallismo, es que se piensa importar a un personaje también de otro estado para que se haga cargo de la supersecretaría ejecutiva que absorbe las facultades de la Dirección General y de la Secretaría en el Instituto Electoral del Estado. Originalmente se pensó en el exdirector de prerrogativas del IEE, Fernando Agiis Bitar, pero al caerse esta nominación, hoy se busca a gente de otros estados, tal vez de Veracruz, para hacerse cargo de esa estructura que es vital para los próximos procesos electorales.
De este modo, queda más que claro que la baraja poblana del gobernador Moreno Valle es muy limitada, tanto que tiene que seguir buscando fuera de Puebla, lo que aquí no ha podido encontrar.

Diferentes varas
El caso de Eliseo Zayas Jaén, presidente municipal de Acatzingo, ejemplifica mejor que nadie el modo sui generis en que se aplica la ley en Puebla.
Zayas fue candidato de la coalición Compromiso por Puebla, y siendo panista se ajustó a las reglas que marcó en su momento el entonces candidato Rafael Moreno Valle Rosas, quien le pidió que pudiera jugar por las siglas del PRD y así lo hizo.
Ya siendo presidente municipal, es cierto que Zayas Jaén incurrió en todo tipo de excesos que le hicieron caer de la gracia del gobernador; pero lo fundamental, lo determinante, es que nunca se quiso poner de rodillas ante los designios del mandatario. Como ejemplo posterior, una visita a la zona de Acatzingo, donde el gobernador pidió que no estuviera presente Eliseo en la inauguración de una planta procesadora de nopal.
En fin, Zayas cometió el error que tanto esperaban para destituirlo y hoy duerme ya en el penal de Tepeaca.
En contraste, el… (ya no sé cómo llamarlo) presidente municipal de Tlatlauquitepec, Porfirio Loeza, goza de total y absoluta impunidad, luego de que hace meses fue destituido del cargo por no haber comprobado las correcta aplicación de los recursos durante su primera administración como edil de ese lugar.
Algún personaje de mucho peso político al parecer protege a Loeza, a quien el mandato del Congreso local le hace “lo que el viento a Juárez”, tal vez porque Porfirio se prestó al juego para denunciar al extitular del Órgano de Fiscalización Superior, Víctor Manuel Hernández Quintana.
Ojalá la prontitud con la que le aplicaron la ley a Zayas se le aplique a Loeza, quien goza de cabal salud y al paso que va terminará seguramente su administración sin ser molestado.