Acción Nacional, el gran perdedor de la contienda electoral del pasado domingo, sin duda entrará en un periodo de descomposición como el que vivió el PRI hace 12 años a nivel nacional y el que vive desde hace dos en Puebla.
Ahora Acción Nacional vive un proceso de luto muy doloroso, mientras tanto han surgido por ahí una serie de personajes que comienzan a luchar por quedarse con los despojos y recoger su parte de la herencia. En Puebla las cosas no son diferentes, de inmediato comenzaron a surgir las voces como la de la exdirectora nacional del DIF, Ana Teresa Aranda, que piden que el CEN del albiazul llame a cuentas al gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle Rosas.
La descomposición panista y el reparto de las culpas comenzó y ni haber ganado —al menos en el papel— tres de los cuatro distritos de la capital puede dejar satisfecho a nadie, a pesar de que las plumas a sueldo del gobernador digan lo contrario. El problema para el panismo poblano es que no acaban de descifrar qué es lo que van hacer con el gobernador Moreno Valle, quien no es ni de aquí ni de allá, juega con el PRI, juega con el PAN, juega con el PRD y crea hasta su propio partido político.
Si lo siguen manteniendo entre sus filas los efectos serán los mismos de siempre: repartirá el pastel a su conveniencia y a los panistas sólo les tocarán de nueva cuenta las migajas; por el contrario, si lo expulsan y defenestran pagarán el precio.
El Yunque, por su parte, no atraviesa por su mejor momento; comparte una muy buena parte de la derrota panista, ya que Josefina Vázquez Mota fue la candidata de la organización, que no permitió que el “delfín” del presidente, Ernesto Cordero, se quedará con la nominación. En represalia, el presidente sacó las manos de la elección y terminaron por perder todos. Ahora Felipe Calderón se quiere quedar con lo que queda del PAN y hacer a un lado a “los yunques” para hacer de Acción Nacional un partido más pragmático y menos doctrinario.
La lucha se reproduce en Puebla, ya que en octubre habrán de chocar “los yunques” y el gobernador por la renovación de la dirigencia estatal del albiazul, donde algunas voces proponen a Rafael Micalco Méndez, diputado federal electo por la vía plurinominal, para que nuevamente se haga cargo de este instituto político y evitar un enfrentamiento.
Aunque algunos “yunques” creen que “el horno no está para bollos” y quieren de una vez por todas confrontarse con el gobernador para conservar las siglas de su partido y mantener el control de la candidaturas para 2013. Otras voces claman porque Juan Carlos Mondragón Quintana se quede un año más y sea quien conduzca el proceso de selección de candidatos para el próximo año.

Espejismo priista
Embriagados por su victoria electoral, el PRI poblano pierde de vista varias cosas para 2013. De entrada, el PRI debe de buscar una nueva estrategia que le permita reconciliarse con el electorado de Puebla capital y su zona conurbada.
Tanto en 2010 como en el pasado proceso electoral, el PRI tuvo su “talón de Aquiles” en la capital del estado y su zona conurbada en donde nada más no encuentra la fórmula de cómo revertir el rechazo que provoca.
El pasado domingo Blanca Alcalá perdió en los cuatro distritos de la capital ante Javier Lozano Alarcón; esa es una llamada de alerta muy importante tanto para la senadora electa como para el resto de los priistas.
En la elección a diputados, los candidatos del tricolor se fueron al tercer lugar en todas las demarcaciones, salvo en el 6 —con cabecera en Puebla— donde Enrique Doger obtuvo un discutido triunfo electoral por un poco más de 900 votos sobre Mario Chapital de la Rosa, quien ahora amenaza con impugnar la elección. La capital se le indigesta al PRI y sin duda debe de trabajar mucho si quiere pelear por la alcaldía el próximo año.

Candidatos vendidos
Circula la versión de que los candidatos del Movimiento Progresista en Puebla fueron copartícipes del “milagro” operado la madrugada del 2 de julio, que finalmente derivó en el triunfo de Javier Lozano Alarcón para el Senado, y de Blanca Jiménez y Néstor Gordillo en los distritos 9 y 12 de esta capital.
Cuentan que en realidad los cuatro candidatos por Puebla capital obedecían desde el inicio de la contienda a los caprichos del gobernador Moreno Valle y no harían nada por defender los triunfos que les fueron arrebatados, así como tampoco hicieron campaña por la misma razón. ¿Será?