El próximo lunes, Enrique Agüera Ibáñez, rector de la Universidad Autónoma de Puebla rendirá su tercer informe de labores correspondiente a su segundo periodo al frente de la máxima casa de estudios. El acto protocolario que se llevará a cabo en el auditorio principal del Complejo Universitario no sólo reunirá a los principales actores políticos, empresariales y mediáticos, sino servirá el evento como el banderazo de salida para la carrera hacia la presidencia municipal de Puebla y las diputaciones locales.
Aunque le parezca absurdo y hasta ridículo, la ubicación de los asientos para cada uno de los que ya se andan promocionando, la cercanía con los de arriba e incluso el mensaje oculto en el discurso de los actores —principalmente de Agüera— serán las líneas que marquen hacia dónde se inclina la balanza.
El trabajo efectuado por el rector en la Autónoma de Puebla es inobjetable. Ahí está. Se ve en infraestructura, en la ampliación de plantilla de catedráticos y alumnos, aumento en carreras profesionales y campus al interior del estado y los reconocimientos y premios recibidos. No es un secreto para nadie que Enrique Agüera es una fuerte carta del gobernador Rafael Moreno Valle. La relación entre ambos se tornó cada vez más cercana y podría convertirse en el cuarto en discordia. El mandatario lo tiene claro.
El nivel de conocimiento de Enrique Agüera entre la sociedad poblana, su alto índice de confianza y la intención de voto no son inventados y cualquier casa encuestadora puede confirmar lo escrito. Sin embargo el rector de la universidad sabe que no sería sencillo meterse desde ahora pues los tiempos no son para él, los oportunos.
En política la forma es fondo y el lunes podrán aclararse algunas dudas que existen entre los interesados y por qué no, convertir su informe en la antesala de la competencia política mas reñida de la historia pues además de la ampliación de periodos en los Poderes Ejecutivo —municipios— y Legislativo nadie, absolutamente nadie será candidato sin la venia de quien maneja el estado.