No cabe duda que el morenovallismo ha rebasado en todo a las anteriores administraciones, sobre todo en los excesos de poder.
La más reciente del grupo en el poder es querer imponer como consejero del Instituto Electoral, y seguramente más adelante como presidente de este organismo, al “mapache” electoral de lujo del morenovallismo, el nayarita Víctor Cánovas.
Ciertamente Cánovas es un personaje encantador, simpático y lleno de anécdotas, el cual suele platicar sin ningún rubor cómo operó la compra de votos y conciencias el día de la jornada electoral del 4 de julio de 2010. Con un guiño de complicidad se enorgullece en platicar cómo primero compró la base de representantes del PRI a otro “mapache” priista, Omar Blancarte y cómo uno a uno los fue aceitando o intimidado para que el día de la jornada electoral abandonarán en la contienda a Mario Montero y a Javier López Zavala; tal vez Montero estuvo enterado del asunto, al igual que el Comité Municipal del PRI, pero esa es otra historia.
El viejo Canovas también relata con orgullo cómo bajo las órdenes de otro operador, que está más arriba que él en el organigrama, movilizó a miles de poblanos el día del cierre del campaña del hoy gobernador Rafael Moreno Valle Rosas: el inolvidable sábado 27 de junio del 2010, cuando más de 50 mil almas abarrotaron el estadio Cuauhtémoc, como un presagio del desastre que acompañaría el priismo una semana más tarde. Ese personaje, que ha trabajado para cientos de campañas en todo el país realizando la operación de “piso” para el morenovallismo, es el que hoy quieren encumbrar para que se haga cargo del órgano electoral que supuestamente de manera libre e independiente debe organizar las elecciones del próximo año.
Es como si en su momento, el entonces gobernador Manuel Bartlett Díaz hubiera colocado como presidente de la entonces recién creada Comisión Estatal Electoral al fallecido José María Morfín Patraca (“El Chema” Morfín), su operador electoral de lujo. Bartlett, al menos guardó las apariencias y nombró a Javier Zaragoza como el primer presidente de la entonces Comisión Estatal Electoral de Puebla, primer organismo electoral “independiente”; luego vino Arnulfo Carballido y posteriormente Sergio Reguero Placeres.
La designación de los integrantes de la Comisión Estatal Electoral de 1998 que presidió Placeres estuvo precedida por el escándalo que documentó magistralmente el periodista Mario Alberto Mejía en las páginas del extinto Universal de Puebla.
El gobierno de Bartlett compró a los diputados perredistas Alejandro Belisario López Bravo y a otra de apellido Roldán, originaria de San Martín Texmelucan, para que votarán en favor de la propuesta priista de Joel Cruz y Prócoro Carvajal, mejor conocidos desde entonces como “Los Prócoros”, para hacerse del control del órgano lectoral de Puebla; al menos el PRI tenía más imaginación que el morenovallismo.
Si el morenovallismo impone a Víctor Cánovas en el IEE entonces, sí señores, lo habremos visto todo.
Un mail
“Hola, de vuelta en mi Zacapoaxtla después de tanto, tanto tiempo, ahora vengo en cuestión de trabajo y mi trabajo consiste en informarme e informar a ciertos medios el acontecer político de mi pueblo y me enteré que en el PRI traen el relajo más loco de todos los tiempos, que como siempre hay más de diez candidatos, pero los nombres fuerte son la exprimera dama del estado, doña Socorro Alfaro de Morales, sí, cómo ven de buena fuente, pero si no se da, también tienen el plan b y c.
El b sería el joven Daniel Toral Alfaro a quien jamás se le ha visto en cuestión política, más bien se le conoce como un tipo que gastó mucho en motos y coches a cuenta del sexenio melquiadista (¿Se acabaría tanto dinero y por eso quiere la presidencia, o extrañan el poder?) y el plan c es Lucia Arroyo, cuñada del tan famoso “Tomasito”, esposo de doña Luchita Alfaro tan querida por todo el pueblo (sí, cómo no).
Me pregunto qué pasará con el candidato natural como se hace llamar Guillermo Lobato Toral, se le volvió a cebar… lo veremos, o tal vez se vaya a otro partido: ya es costumbre en él, pero la sorpresa más grande es que también nombran a José Juan Macip Fernández, un tipo porfirista 100 por ciento acostumbrado a mentar madres si no se hace como él dice y sino pregúntenselo a su exgrupo de charros; me dicen que ya se quedo solo, pero también coquetea con otros partidos como el PAN y el PT, pero esa historia se las cuento más adelante.”
El mapache Cánovas

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