El Comité Ejecutivo Nacional del PRI va a cometer un grave error si minimiza la elección que habrá de celebrarse en Puebla el próximo año.
Tal vez por tratarse de una elección intermedia los altos jerarcas del tricolor que aún no se animan a tomar decisiones fundamentales, desdeñan la importancia que la elección de 2013 tiene no sólo para el futuro de Puebla, sino también para el proyecto político nacional del gobernador Moreno Valle. La elección de 2013 es fundamental para el actual inquilino de Casa Puebla, sus sueños presidenciales pasan precisamente por esta aduana, de ahí que haya tomado todos los hilos del poder en el estado, para hacer frente a la campaña y sacar adelante a sus candidatos.
¿Por qué es fundamental para el inquilino de Casa Puebla la elección? Porque sería su principal carta credencial para adueñarse ahora del PAN a nivel nacional y posicionarse como su mejor carta rumbo al 2018. El gobernador es hoy por hoy una carta fuerte en el panismo, el cual se quedó huérfano luego de la derrota sufrida el 4 de julio donde perdieron la Presidencia de la República. Acción Nacional carece de liderazgos en este momento que puedan competir con un gobernador como el de Puebla, quien además maneja envidiables recursos públicos.
Moreno Valle ha dicho una y otra vez que sólo él sabe cómo ganar elecciones y qué mejor escenario para dejar constancia de esto, que la primera elección que enfrentará Enrique Peña Nieto como nuevo presidente de la República. Una derrota del priismo local en Puebla subiría por las nubes los bonos del gobernador poblano, quien no sólo amarraría el control total de la entidad y su sucesión gubernamental, sino también lo catapultaría como el líder del panismo en el país y le abriría las puertas al morenovallismo a nivel nacional.
Moreno Valle cuenta con buenos operadores a nivel del CEN, a los cuales ha comprado, incluido el propio Gustavo Madero, el líder de los diputados federales Luis Alberto Villareal y el fallido aspirante del PAN a la candidatura presidencial y senador de la República, Ernesto Cordero, pero una victoria —insisto— dejará en claro que como lo ha dicho en múltiples ocasiones, sólo él sabe ganar campañas y derrotar al PRI. No sólo es Puebla capital y 216 municipios más los que estarán en juego el próximo año, sino la viabilidad de un proyecto nacional que se construye desde Puebla para sacar al PRI de Los Pinos, como lo hizo Moreno Valle en 2010, cuando sacó a patadas al marinismo de Casa Puebla.
Si por el contrario, el gobernador de Puebla fuera derrotado en la contienda, entonces sus posibilidades de adueñarse del PAN a nivel nacional y secuestrar a este partido, como ya lo hizo en Puebla, se verían seriamente amenazadas, ya que carecería de argumentos para seguirse presentando como la única opción viable de este partido en 2018 y repetir la proeza de Vicente Fox, quien desde Guanajuato construyó el proyecto que lo llevó a Los Pinos en el año 2000.
Eso es, nada más y nada menos, lo que estará en juego el próximo año y al parecer al CEN del PRI le ha pasado de noche este asunto.

¿Martínez y Martínez al PRI?
Tómelo como un rumor, pero al interior del Comité Ejecutivo Nacional del PRI se analiza la posibilidad de enviar un delegado especial para que se haga cargo del proceso electoral del próximo año, pero sobre todo se encargue del organizar a este partido para hacer frente al morenovallismo en mejores condiciones.
Dentro de los nombres que se dice han comenzado a manejarse con insistencia para tomar las riendas del PRI en Puebla, ante la falta de acuerdos sobre un personaje local que pueda hacerse cargo del expartidazo, se encuentra el del exgobernador de Coahuila, Enrique Martínez y Martínez, quien llevó las riendas de aquella entidad de 1999 a 2005, es decir fue el antecesor de Humberto Moreira. Se dice que Martínez y Martínez podría hacerse cargo del PRI en Puebla, y un dato a destacar es que dentro de su currículum tiene un antecedente muy interesante. En su campaña electoral para ganar el gobierno de Coahuila derrotó a una coalición de cuatro partidos políticos en aquella entidad.
Se rumora que el coahuilense sería quien tome las riendas del PRI poblano para terminar con el entreguismo tricolor. ¿Será?