Los candidatos a diputados locales de la coalición 5 de Mayo que perdieron la elección (casi todos) no tendrán de qué preocuparse pues, con base en las viejas prácticas del partidazo, todo participante en un proceso electoral que es derrotado tiene por derecho de "víctima" pase directo a un cargo en el gobierno en manos del tricolor.
No es casualidad que a siete meses de la llegada de Enrique Peña Nieto al gobierno en Puebla existan casi 20 delegaciones federales aún sin cambio de titular, entre ellas dependencias de gran importancia como el IMSS, la Comisión Federal de Electricidad y la Secretaria de Educación Pública, por mencionar algunas.
Los priistas perdedores —quienes no sólo no lograron llegar al Congreso local, sino que fueron vergonzosamente arrasados por sus adversarios de Puebla Unida, en algunos casos hasta en doble de puntaje— serán premiados con una delegación federal en donde podrán lamerse sus heridas con salarios que, aunque no son los que hubieran obtenido en la Legislatura, son ingresos nada despreciables para los ahora desempleados.
De suceder esto, quedaría claro que en este país lo de menos es la capacidad o preparación que se supone requeriría el puesto.
Son pocos los excandidatos a diputados locales que merecerían el cargo, pero si el premio de consolación es ingresar a las filas del Gobierno Federal, independientemente de los resultados en el proceso electoral, no importa ganar o perder, al final todos ellos ordeñarán el presupuesto.