Alfredo Morón Macehual vivió sus “gloriosos” 15 minutos cuando se desempeñaba como oficial mayor del Juzgado de Primera Instancia de Tepeaca; actualmente, reflexiona en una de las galeras de la cárcel de mediana seguridad de Ciudad Serdán, donde se encuentra recluido como presunto responsable de una serie de delitos, entre éstos las fugas de Román Omar Ramos Luna, sentenciado por homicidio en grado de tentativa —recapturado—, y de Edgar Edwin Gil Vázquez, sentenciado por homicidio calificado y quien en estos momentos debe andar “a salto de mata”.
Pero Alfredo es sólo la punta de una madeja de corrupción que llega nada menos que al juez titular, José Luis Arenas Juárez, total responsable no sólo de dos fugas, sino múltiples casos de corrupción que dejan duda de la legalidad de todos los procedimientos legales que ahí se investigaron y que pudieron haber sido resueltos en medio de subastas de mucho dinero, donde el Poder Judicial estuvo, estaba, o sigue a la venta del mejor postor.
Alfredo Morón, de alguna forma, se ganó el afecto o confianza del juez, tanto que cuando éste se ausentaba le delegaba todas sus responsabilidades, desde entenderse con un nuevo proceso, la integración de otros e incluso hasta las mismas sentencias; para este fin lo instruyó a que falsificara su firma y que todos los documentos que salieran o se archivaran del juzgado no tuvieran duda alguna, “lo que pasaba en el Juzgado de Tepeaca ahí se quedaba”.
Así fue como don José Luis Arenas decidió enredarse con todo tipo de mujeres; en parrandas donde circuló el alcohol y muchos otros estimulantes, mientras que su oficial mayor se encargaba del juzgado, usurpando una firma, lo que a todas luces constituye un delito, sobre todo si esta firma sirvió para “administrar justicia”.
Morón Macehual no sólo representó ilegalmente a su jefe, sino que además se despachó con la “cuchara más grande” y, de entrada, ingresó, también en forma ilegal, a todas las memorias de las computadoras del juzgado, destinadas para almacenar información diversa relacionada con procesos penales. De esta forma se convirtió en el único, ni siquiera el juez lo sabía, que conocía toda la información requerida para el manejo total del juzgado, y así ocurrió.
La mayoría de los abogados que acudieron al Juzgado de Tepeaca para revisar algún caso de sus clientes se tuvieron que entender con el oficial mayor y con él negociaron, aunque los documentos oficiales que recibían llevaban la firma de un juez, que en realidad se pasaba el mayor tiempo en francachelas que lo llevaron a tener no uno, sino múltiples accidentes.
Pero, para completar el cuadro completo de poder, al oficial mayor (ahora procesado) Alfredo Morón se le ocurrió enamorar a la joven directora de la cárcel regional de Tepeaca, todo para que ella se hiciera la desentendida en muchas, pero muchas irregularidades a favor y en contra de los procesados de esa prisión.
Incluso, la hizo cómplice de dos fugas que están totalmente documentadas, porque la directora de la cárcel sabía y sabe de los procesos que llevan los internos y permitió que dos de éstos salieran con boletas falsificadas, que llevaban una firma que en cierta forma el juez autorizó y así se puso “la soga en el cuello”.
Y lo que falta por contar.
En puerta, queja contra diligenciaria del Cuarto de lo Penal
Va de nuevo, otra queja más contra la diligenciaria Non del Juzgado Cuarto de lo Penal.
Ahora se le ocurrió salir y gritar en el interior del juzgado a un abogado litigante que tuvo el error de acercarse a preguntar por un proceso, cuando la funcionaria —se llama Coral— se encontraba de mal humor; vaya usted a saber si se peleó con su esposo, estaba en la menopausia o simplemente hacia mucho calor.
El abogado trató de ser todo lo cortés posible, mientras que la servidora pública dio rienda suelta a todo su florido vocabulario, sus mismos compañeros y compañeras se sorprendieron y se apenaron de lo ocurrido, aunque muchos dicen que la diligenciaria cuando se encuentra de malas se desquita con quien sea, y todo porque ella misma presume ser empleada de base y de que no le pueden hacer nada.
Sin embargo, el abogado afectado decidió que presentará en las próximas horas una queja ante el Poder Judicial, que vendrá acompañada de una demanda por daño moral; así que si en el Tribunal la perdonan, con la queja podría quedar con una mano adelante y otra atrás.
Le seguiremos informando.
Nos vemos cuando nos veamos.