En breve, la Cámara Nacional de Comercio de Tecamachalco y el Consejo de Comerciantes de la misma zona elevarán una protesta por el cateo efectuado por personal de la Policía Ministerial del Estado (PME) y por la Coordinación de Ministerios Públicos a las instalaciones de la constructora del empresario e ingeniero Carlos Regino Muñoz Durán, ocurrido el lunes 2 de septiembre, dos días después de que un empleado del presidente municipal de Palmar de Bravo fuera muerto por disparo de arma de fuego en el interior del domicilio ubicado en la 9 Norte y la 6 Poniente del barrio del Carmen.
Y es que ni el empresario ni los siete empleados que fueron trasladados en contra de su voluntad a las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) tenían algo que ver con los hechos del 31 de agosto pasado, donde se vincula al hijo del alcalde de Palmar en un homicidio, delito del que los empleados del constructor no estaban enterados.
La única relación que pudo haber tomado como pretexto es que las oficinas de Muñoz Durán se encuentran dentro de la misma propiedad del alcalde Julio Eduardo Morales Genes, aunque están de lado a lado y que el empresario paga una renta, es decir, se encuentran totalmente separados.
Sin embargo, don Alfredo René Macip, coordinador de agentes del Ministerio Público, se pasó por “el arco del triunfo” la relación de casero-inquilino y se llevó por la fuerza a siete empleados, a quienes amenazaron para que declararan en contra de César Morales Cortes, a quien la Procuraduría General de Justicia (PGJ) persigue por un supuesto homicidio.
Fausto Silva Carrillo, de 18 años de edad, uno de los empleados del ingeniero Carlos Regino, en entrevista con el reportero dijo que cuando se encontraba en las instalaciones de la PGJ un hombre y una mujer que se dijeron elementos de la PME amenazaron varias veces con golpearlo sino les decía haber visto patrullas de la Policía Municipal de Palmar en la casa del presidente municipal la mañana del 31 de agosto, pero siempre les dijo que no vio nada.
“Me hacían como que me iban a pegar para hacerme llorar, pero no lloré ni me asusté”, dijo el empleado al mismo tiempo que narraba cómo fue obligado a abordar una de las camionetas de la Policía Ministerial para ser trasladado a las instalaciones del Ministerio Público en Tecamachalco y después al edificio de la PGJ que se ubica en la colonia San Rafael Oriente.
Estos hechos llevaron a un grupo de empresarios y de comerciantes a elevar una protesta para que la Procuraduría General de Justicia investigue a fondo el homicidio ocurrido el 31 de agosto pasado, en agravio de quien en vida se llamó Manuel Nuria Salas, pero sin que se pisoteen los derechos humanos de inocentes, además de que van a solicitar que todas las actuaciones se realicen conforme a derecho.
No dejan descansar a los arraigados de Palmar
El correo de los muertos…
Por cierto, a este correo llegó un mail procedente del hotel Kioto, donde se encuentran arraigados elementos de la Policía Municipal de Palmar de Bravo, tras el homicidio ocurrido en el interior de la casa del alcalde.
“Señor periodista, tuve la desafortunada suerte de enterarme como son tratados todos los policías que se trajeron de Palmar de Bravo y la verdad alguien debería de intervenir para que se constante el trato que reciben.
Primero no les permiten dormir, por las noches los sacan para interrogarlos, los golpean, los amenazan y ya les dijeron que si denuncian los van a consignar.
”A las esposas de los policías ya les dijeron que mejor se queden calladas para que no les pase nada a sus esposos y les dan permiso solo para que les lleven de comer pero nunca los dejan solos, siempre hay alguien cuidándolos a ver que dicen.”
Hasta aquí el correo.
Consignaciones en puerta
Le comentó que, en breve, la PGJ levantaría el arraigo a los policías investigados y que al menos tres de estos van a ser consignados, sin embargo, aún se desconoce si, además de las “confesiones” de los arraigados, la dependencia se hizo de pruebas más contundentes como las periciales o, como les llaman, de campo, para poder fortalecer una acusación y como consecuencia solicitar se libre alguna orden de aprehensión.
Nos vemos cuando nos veamos.