Tal como lo comenté ayer, durante la comparecencia del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, un grupo de diputados panistas cuestionaron el desempeño del titular del Instituto Nacional de Migración, Ardelio Vargas, por toda la corrupción que impera en esa dependencia, donde los delegados estatales no cumplen con los perfiles necesarios para desempeñar sus cargos con eficiencia.
El exfuncionario morenovallista se convirtió en una auténtica piedra en el zapato del Gobierno Federal.
Desde marzo dimos a conocer las anomalías que las autoridades pasaron por alto y ahora tienen que pagar los platos rotos por no actuar a tiempo ante la escalada de denuncias periodísticas que se realizaron en Puebla y a nivel nacional.
A continuación, retomo la columna del miércoles 13 de este año, donde se exponen las corruptelas en la dependencia.
Contracara
13 de marzo de 2013
Ardelio vuelve a las andadas
Uno de los nombramientos que más problemas le ha causado al presidente Enrique Peña Nieto es el de Ardelio Vargas Fosado como titular del Instituto Nacional de Migración.
Su largo y negro historial como represor provocó que tanto en el Senado de la República como en la Cámara de Diputados un grupo de legisladores exigiera la renuncia del exsecretario de Seguridad Pública morenovallista.
El principal señalamiento en contra de Vargas Fosado se remonta a su participación activa dentro del violento operativo en Atenco, el cual parece marcar el currículum de este personaje, quien confirmó todo lo que de él se decía al ordenar diversos operativos con acciones represivas en común, los cuales fueron ampliamente documentados en las páginas de Intolerancia Diario.
Pese a todos sus antecedentes, Ardelio Vargas se ha mantenido firme en su nuevo cargo, sin que la inconformidad de los legisladores federales haya surtido efecto hasta esta fecha.
Sin embargo, una nueva serie de abusos e irregularidades han marcado los primeros 100 días de Ardelio Vargas en el Instituto Nacional de Migración, las cuales seguramente reforzarán la exigencia de los diputados y senadores. Veamos.
Por increíble que parezca, Vargas Fosado nombró a Segismundo Doguin Garay como el coordinador general de delegados del INM.
Hay que recordar que Doguin ocupó la Subsecretaría de Seguridad Pública en Puebla, bajo el mando directo del propio Ardelio.
Es el mismo personaje que se escucha en una grabación difundida en Intolerancia, donde reporta desde el operativo en Chignahuapan haber agredido a un grupo de periodistas, a lo que su jefe le ordena “mandarlos a chingar a su madre”.
Pero la historia no termina ahí.
Resulta que Ardelio Vargas, en su calidad de comisionado del Instituto Nacional de Migración, nombró a algunos delegados, entre ellos el del estado de Coahuila.
¡Y sorpréndanse!
El nuevo delegado obedece al nombre de Segismundo Doguin Martínez, tal y como lo revelan diversas notas periodísticas publicadas en ese estado norteño y el propio portal de internet del INM.
Así como se lee.
El coordinador general de delegados, Segismundo Doguin Garay, nombró a su hijo y le asignó uno de los estados fronterizos más peleados del país.
No se necesita ser un genio para comprender las verdaderas razones de colocar en esa importante posición al hijo de su principal colaborador.
Este flagrante caso de nepotismo confirma las irregularidades y los excesos que siempre han caracterizado a Ardelio Vargas.
También en Puebla el nepotismo en la Secretaría de Seguridad Pública imperó durante la era del exfuncionario morenovallista, hoy peñista.
Una más de Ardelio
Otro escándalo en el INM se dio en Puebla, cuando se conoció el nombre de la que será la nueva delegada, la cual labora como encargada de despacho.
Sin tener la menor experiencia en el tema migratorio, Ardelio Vargas nombrará a su asistente personal, Carla Morales Aguilar.
Esta mujer arribó a la Secretaría de Seguridad Pública por ser hija de su compadre, el notario Jorge Morales Obregón (qepd), para desempeñar el puesto de asistente personal.
Con nulos méritos “profesionales” la ahijada fue nombrada delegada en Puebla, rompiendo con el discurso del nuevo gobierno federal respecto a los méritos y preparación que deben tener los nuevos delegados.
En nada ayuda este personaje al intento del nuevo gobierno de cambiar la imagen de corrupción de los funcionarios federales.
Por eso estamos como estamos.
Hasta aquí, la obligada cita.
Una de las funciones del periodismo consiste en evidenciar las anomalías e irregularidades de las autoridades. Sin embargo, éstas hacen caso omiso a las denuncias publicadas. Y en el pecado llevan la penitencia.
¡Que conste que se los dije!