1. Con 100 mil pesos que se robe cualquier servidor público del rango que sea, pueden comprarse y obsequiarse a los niños pobres miles de desayunos escolares conteniendo carbohidratos y proteínas, lo que les permitiría un mayor desarrollo personal. Igual aplicación se tendría en alimentación intrauterina ahí donde fuera necesario solidariamente apoyar a las madres con problemas económicos.
2. Si alguien se roba un millón de pesos de cualquier tipo, de los tres gobiernos, está evitando el arreglo de techumbres, sanitarios o mantenimiento general, de las instalaciones eléctricas o hidráulicas de seis escuelas con 12 salones cada una.
3. Cuando se sacan del tesoro gubernamental 100 millones de pesos para el disfrute personal, pudieron haberse edificado 100 casas de un millón y haberse rifado entre los ciudadanos más destacados por sus trabajos a favor de su comunidad. Este ejemplo crearía modelos imitativos tan necesarios en una sociedad casi totalmente desintegrada por los actos corruptos.
4. Sí, ante las carencias del grueso de la población mayoritaria se hacen obras públicas de bajo beneficio social (impacto social), disminuye la labor gubernamental pues lo gastado impide que se atiendan necesidades más urgentes.
5. Cuando se inventan programas, proyectos, consultorías o institutos dizque benéficos únicamente para premiar a funcionarios titulares como recompensas por servicios prestados al príncipe en turno, el derroche corruptivo es mayor, puesto que se utilizaron añagazas, artificios o mecanismos que debidamente publicitados (aunque inmorales) prenden en la información generando una falsa opinión pública (Joseph Goebbels).
6. La CAIP, en lugar de ser una institución meritoria de credibilidad, actúa como una comparsa de todo lo siniestro y obscuro que existe en un gobierno. La única persona que se salva es una mujer de nombre Blanca Lilia Ibarra, la cual en forma permanente en todos y cada uno de los foros que acude con actitud republicana como conferencista, destaca que la claridad con la transparencia son los únicos mecanismos para exterminar a la corrupción que nos ha degradado como pueblo conquistado desde hace siglos.
Nuestra casa
Va por la calle el clérigo Paz y Puente debidamente acicalado, hasta elegante —diría yo—, hablando solo. Le paro con cariño y respeto para demandarle su bendición. Pregúntole: “¿Es tan grande tu problema que te hace hablar solo?” Me responde, entonando una bellísima canción del canadiense Paul Anka: “El final se acerca ya, lo esperaré, serenamente”.
*Consejero de la Fundación Colosio capítulo Puebla.
Asesor de IDEAS ONG´s Internacional