Podemos estar de acuerdo o en contra de los resultados alcanzados por la administración del alcalde Eduardo Rivera.
Lo que no podemos dudar es la categoría política del alcalde panista saliente.
En los últimos tres años ha mantenido congruencia con su principios y valores que aprendió en las filas panistas.
Y por se convirtió en un factor de unidad partidista.
Los que apostaron que sería un cadáver político al no tener la mano protectora del morenovallismo y su aliado en turno, Gustavo Madero.
Rivera mostró categoría política.
Superó sin apasionamientos el desaire político de sus ahora contrincantes políticos y rindió su tercer informe de resultados.
Insisto, podemos estar de acuerdo o no. Pero ahí está el trabajo.
Pendientes seguramente los hay. De eso nadie lo duda.
Sin embargo, a una semana de que deje el poder, Rivera se proyecta como un factor de unidad partidista.
El martes en el auditorio del Complejo Cultural Universitarios fue cobijado por diversas figuras del panismo nacional: Oliva, Cordero y Vázquez Mota.
Y también reunió a Manzanilla Prieto y a Mondragón Quintana, antípodas del poder estatal en turno.
Entre los invitados al informe del pasado martes se hallaba el exsecretario de Gobierno, Fernando Manzanilla Prieto, diputado electo que dimitió a su cargo. El exintegrante de la burbuja morenovallista no reparó en elogiar a Rivera Pérez, saludar al coordinador de los senadores Ernesto Cordero y al exgobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva Ramírez.
Otro político que retornó a Puebla ex profeso para el informe de Rivera Pérez fue el exdirigente estatal del PAN, Juan Carlos Mondragón Quintana.
Mondragón Quintana, de sabático intelectual en Boston, saludó a panistas, al alcalde y a sus colaboradores.
Todos cerraron filas en torno a la unidad panista.
El compromiso, recuperar el partido que aún navega sin rumbo tras la derrota electoral de 2012.